La patronal del sector azulejero, Ascer, confirmó ayer que ya está en marcha el procedimiento de amparo legal ante las instancias europeas contra la marca de calidad que impide las exportaciones de las empresas españolas a Arabia Saudí. Este trámite impuesto por el país árabe supone, en la práctica, una medida proteccionista, que impide la llegada de productos cerámicos con el fin de beneficiar a la industria local y la de otros países, como India. En este caso también están obligados a superar los trámites de la marca, pero las autorizaciones se han concedido con mucha mayor facilidad que para Europa.

El mecanismo adoptado para salvaguardar los intereses de la cerámica de Castellón es el Trade Barriers Regulation (TBR), «una herramienta a disposición de las industrias comunitarias para denunciar prácticas comerciales desleales o barreras arancelarias contrarias a la normativa internacional que estén causando o puedan causar un daño en el mercado europeo», tal y como detallaron desde Ascer.

Este paso llega después de que se produjera un encuentro en Bruselas entre representantes de la entidad, el comisario de Comercio, Phil Hogan y la europarlamentaria Inmaculada Rodríguez Piñero. La estrategia seguida cuenta con la ayuda de la Federación Europea de Industrias Cerámicas, Cerame-Unie, que ha ejercido como demandante.

CRITERIOS / Para activar la TBR se deben demostrar una serie de hechos, como pérdidas comerciales o una bajada de las exportaciones por parte de los denunciantes. «Si una vez analizadas estas pruebas la queja es aceptada, la Comisión Europea activa contactos bilaterales, mecanismos de solución de controversias de la Organización Mundial del Comercio u otro mecanismo para eliminar la barrera comercial», señala la patronal presidida por Vicente Nomdedeu.

La iniciativa emprendida cuenta con un largo recorrido, puesto que el procedimiento es largo, y puede llegar a superar los ocho meses. En la última edición de Cevisama, punto de encuentro inexcusable para el sector, hubo referencias al problema generado por la marca de calidad. Son muy pocos los permisos aprobados por Arabia Saudí, que además de las dificultades burocráticas añaden un coste para remitir la documentación solicitada.