La agricultura es un mundo que muchas veces se explica mejor con un refrán que con mil palabras. Cuando algo va mal, en el campo suelen decir que el carro va pel pedregar. Y este dicho popular podría servir para describir el momento actual de la campaña citrícola, en el que los diferentes actores del sector, cada uno con sus propios matices, lanzan un grito común de hartazgo y exigen soluciones para al menos minimizar el fuerte impacto que el tratado de libre comercio con Sudáfrica tiene sobre la citricultura provincial. Y si la sensación de desprotección fuera poco, a la indignación también contribuyen los problemas para llevar la mercancía a Europa por las protestas en Francia y en Cataluña y los bajos precios en el campo, que se suman a la pérdida de una parte de la producción por las lluvias de octubre.

Aunque como resulta evidente no es el único problema de la citricultura, este acuerdo se ha convertido en la principal amenaza para los productores y comercializadores de Castellón. Por ello, todas las fuentes consultadas por Mediterráneo dicen «basta» y piden la implicación del Ministerio de Agricultura para que la voz de la provincia se haga notar en Europa y se pueda aplicar la cláusula de salvaguarda del tratado con Sudáfrica, con el objetivo de que las naranjas que lleguen del hemisferio sur lo hagan «en las mismas condiciones fitosanitarias y laborales» que las que se producen en España. Son palabras del secretario general de la Unió, Carles Peris, cuya entidad ya pidió a la Generalitat que la oficina valenciana en Bruselas se convierta en un «lobi» de presión en favor de los cítricos autóctonos.

20 MILLONES DE PÉRDIDAS

Y es que el sector está indignado con las consecuencias de un tratado que provoca que los supermercados europeos tengan clementinas sudafricanas hasta bien entrado el mes de noviembre e incluso en diciembre. La Unió y Fepac Asaja calculan en 20 millones las pérdidas que produjo el solapamiento de fruta en la primera parte de la campaña, mientras que para el presidente de la asociación provincial de exportadores (Asociex), Jorge García, «ese pacto con Sudáfrica lo que hace es refrendar el poco peso que tenemos en las instituciones europeas». Asociex se sumó a la petición de exigir a la administración central que eleve el tono en la Comisión Europea.

La intención del Consell, que ya anunció la creación de una mesa de trabajo con el sector para analizar medidas a medio y largo plazo, es que el Ministerio de Agricultura ponga de inmediato en marcha la burocracia necesaria para la aplicación de la cláusula de salvaguarda. Así se lo pedirán la consellera, Elena Cebrian, al ministro Luis Planas en una reunión del Consejo Consultivo de Política Agrícola que se celebra hoy.

Otro de los grandes problemas que enfrenta el sector es que quedan muchas clemenules en árbol y apenas dos semanas de actividad de recogida, lo que provoca que los precios se sitúen «por debajo de los costes de producción». Así lo manifestó el presidente de Fepac-Asaja, José Vicente Guinot, lamentó que los tratos superen en muy pocos casos los 18 céntimos por kilo, que los haya a 15 céntimos e incluso que hayan recibido varias denuncias de ofertas para ceder la naranja «a resultas». Esta es una práctica por la cual el agricultor entrega su producción al comercio sin precio y que, según el propio Guinot, «esta campaña ha vuelto con fuerza después de que en la anterior apenas hubiera denuncias». Desde Fepac-Asaja y la Unió recordaron que se trata de un modus operandi «ilegal».

MOVILIZACIONES

Según el ingeniero técnico agrícola de la cooperativa San Isidro de Castellón, César Roures, la «competencia desleal» del hemisferio sur provoca que en la empresa solo hayan recogido «un tercio» de la producción de clemenules, lo que supone «una debacle». La Plataforma per la Dignitat del Llaurador ya ha convocado para el 18 de diciembre un acto de protesta conjunta en 14 municipios para mostrar «el enfado» del campo con la actual campaña. Asimismo, una petición en la plataforma Change.org reunió ayer casi 3.000 firmas «en defensa de la naranja española, los empleos y nuestra agricultura».