Como ocurrió en Barcelona, muchos municipios de Castellón optaron por incrementar la seguridad tras los atentados de la capital catalana y Cambrils, en los que fallecieron un total de 16 personas.

La capital de la Plana fue de las primeras en reaccionar. El área de Seguridad Pública amplió en septiembre (un mes después de los ataques) el número de espacios urbanos con barreras físicas de protección para impedir el acceso de vehículos a zonas de gran afluencia, por ejemplo en el entorno del Estadio Castalia o también la avenida Rey don Jaime.

Previamente, el Ayuntamiento había desarrollado acciones de seguridad preventiva en acontecimientos que cuentan con una presencia masiva de personas, como es el caso de las fiestas de la Magdalena, Sant Pere y la Nit de Sant Joan, en las que optaron por la colocación de vehículos pesados en lugares estratégicos para evitar la entrada de otros coches.

También otras localidades del litoral de la provincia como Benicàssim, Orpesa, Peñíscola o Vinaròs instalaron bolardos o maceteros de mucho peso para evitar posibles atropellos masivos como el de Barcelona. Pero la mejora de la seguridad no se limitó a la costa, pues la Vall d’Uixó también ubicó elementos de este tipo en su mercado y el Villarreal CF asimismo lo hace en sus partidos.