Están en todas partes. En los parques, en las calles, en las terrazas de las cafeterías, en los supermercados, en la cola del cine o incluso en el ascensor. De repente, un grupo de chavales de entre 10 y 15 años hace coreografías con los dedos de la canciones del momento ante la pantalla de un smartphone, repite una y otra vez muecas imposibles o incluso lanza retos que después comparte con sus amigos del colegio. Y no... no están locos. Tampoco vienen de otro planeta. Solo están enganchados al TikTok.

Si al escuchar esta expresión lo primero que le viene a la cabeza son las agujas del reloj, seguramente es que no tiene un preadolescente cerca. En cambio, si tiene niños de esa edad sabrá de sobra que se trata de la aplicación para compartir vídeos cortos más descargada del momento. Entre los colegiales de Castellón causa furor y no son pocos los padres que en los últimos meses han escuchado hasta en la sopa la frase ¿Mamá, me dejas descargar TikTok? En la mayoría de los hogares de la provincia la petición de descarga es trending topic.

Nerea, Claudia Alba, Sonia y Pepe pertenecen al ejército de tiktokers de Castellón. Tienen entre 10 y 11 años y, aunque la mayoría no tiene móvil propio, usa el de sus padres para acceder a la aplicación. «Me la descargé el pasado verano porque la niña no paraba. Todas sus amigas del cole la tenían instalada, así que al final accedí», cuenta Mari Carmen, una dependienta de 44 años y madre de una preadolescente de 11. «Al principio era horrible. Todo el día haciendo muecas frente al móvil. En casa, cuando íbamos caminando por la calle, en el coche... Al final, lo cortamos y su padre y yo decidimos limitarle el uso del teléfono», explica.

El Fornite del móvil

El que para muchos es el Fornite del móvil, triunfa en Castellón y lo hace sobre todo entre un público muy joven. Los expertos en márketing ni siquiera les han etiquetado. Son posmillenials y posgeneración Z: niños y, sobre todo niñas, que entran una media de siete veces al día y pasan 43 minutos viendo vídeos que tienen una duración máxima de 15 segundos. «Una de las claves del enorme éxito que está teniendo esta aplicación es que a los chavales les permite crear videos de una manera muy fácil y asequible. Por eso, la mayoría de los usuarios es muy joven, de entre 8 y 12 años, que está acostumbrada a cambios muy rápidos. A partir de los 30 años ya nos cuesta más entenderla», describe Álex Rubio, director en la agencia Twelfhundred y también profesor asociado en la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló en el grado en Publicidad y Relaciones Públicas.

En poco tiempo TikTok se ha convertido en una máquina de hacer dinero y las empresas empiezan a mirarlo muy fijamente. «Para las marcas, sin duda, esta app es el reto para este año», reconoce Rubio, uno de los mayores expertos en Castellón en el campo del márketing digital y estrategia publicitaria y también co-fundador y conferenciante de Adictos Social Media, uno de los eventos pioneros en habla hispana sobre márketing.

Nuria y Paula acaban de salir del colegio. Son compañeras de clase y nada más pisar el parque se lanzan a buscar el móvil de sus respectivas madres. «Hacemos vídeos, bailamos y también cantamos sin voz moviendo los labios», cuentan estas dos jóvenes usuarias de TikTok. Unos clips que casi siempre graban con una sola mano (al estilo selfie) y que después editan con filtros, stickers y otros efectos. «Mi perfil es privado, así que solo pueden verlo mis amigos. Tengo unos veinte seguidores, la mayoría compañeros de clase», añade Paula. Su madre asiente con la cabeza y es de las que defienden la aplicación. «Le superviso cada vídeo que sube y, de paso, me aseguro de quién lo ve. Al principio era un poco reticente, pero con el tiempo me he dado cuenta de que, al menos, es una aplicación creativa, en la que pueden bailar y cantar y hacer coreografías. Los padres no podemos darle la espalda a las nuevas tecnología», añade. El perfil de Paula es privado, pero la política de privacidad de TikTok es un tanto peculiar: o tu cuenta es privada o completamente pública. No hay medias tintas.

El millón de fans de Alba

Alba tiene tan solo 16 años y es la tiktoker más famosa de Castellón. En tiempo récord, los vídeos que sube esta adolescente (@alba_castello22) han logrado 952.100 seguidores (sí... lo han leído bien, ¡casi un millón!) y 36 millones de likes. Sube grabaciones en las que se la ve bailando con sus amigos o también en un gimnasio, donde practica el baile aéreo. «A Alba la conocemos todos. Es súperfamosa y sube unos vídeos muy chulos», cuentan Miguel y Sara, otros dos tiktokers de Castelló de tan solo 11 años.

Las cifras que envuelven a Alba impresionan, pero todavía lo hacen más las que rodean a Paula y Aitana Etxeberría (@twinmelody), unas gemelas vascas de 21 años que acumulan la nada despreciable cifra de 8,6 millones de fans y 144 millones de corazones. Algunas de sus coreografías tienen más de 30 millones de visualizaciones en Youtube, y ya han hecho sus pinitos en la televisión y en la música. Más joven es Mónica Morán (@monismurf), que se ha hecho especialista en playbacks de canciones de trap y reguetón, y cuenta con casi con 3,5 millones de seguidores.

TikTok causa furor entre los preadolescentes de Castellón y cada día sigue sumando teléfonos de chavales de muy corta edad a su juego de convertir los vídeos de colegas en un género más de entretenimiento. Nada es igual que antes (los tiktokers de ahora son hijos de los que hace 50 años inundaban las plazas a partir de las cinco para jugar a Churro, mediamanga, mangotero), pero lo que está claro es que las app no son un juego de niños. Y a muchos padres el tema les supera. «Cada vez es más frecuente que consulten en relación con el uso que hacen sus hijos de móviles, tabletas o consolas de videojuegos», describe la psicóloga Laura Díaz de Entresotos, que orienta a padres y madres de Castellón y también a profesionales tanto en su consulta privada como en cursos y charlas.

¿Y qué les preocupa a los padres de la provincia? ¿Cómo deben actuar? «Principalmente les inquietan los conflictos que el uso de pantallas genera en la convivencia familiar y la salud emocional de sus hijos. Suelen achacar estos problemas al número de horas de pantallas. Y en muchas ocasiones los padres han intentado controlar el número de horas que sus hijos pasan frente a las pantallas pero, aun así, se sienten desbordados», añade.

¿Pantallas sí o no?

Ante la tesitura de cómo afrontar el reto de educar a los niños en el uso de herramientas digitales, Díaz de Entresotos recomieda acompañar a los hijos en el aprendizaje del uso de pantallas. «Y, como con cualquier otro aprendizaje, los padres deben ir dando libertad y acceso a las pantallas, a medida que vaya surgiendo la necesidad, y a medida que vayan viendo a sus hijos preparados para tener un uso cada vez más autónomo». Para ello, hay que dedicar tiempo a acompañar y observar y, también, predicar con el ejemplo. «Los padres deben asegurarse de que están dando un buen ejemplo con sus propios hábitos en el uso de pantallas. Y, muy importante, asegurarse de no que no utilizan las pantallas como canguro o como sustituto de otras necesidades de los niños como la atención o el desahogo de sus emociones», apostilla la psicóloga.

Lo que está claro es que la tecnología ha llegado para quedarse y TikTok, también. Ya lo sabe. Si esta misma tarde, al salir a la calle, ve a un grupo de adolescentes bailando o haciendo muecas delante el teléfono móvil no piense que están locos. Solo hacen un TikTok.