“Yo me pido la primera quincena de agosto, que son fiestas en el pueblo”. “Pues yo la segunda y así hacemos una escapada con los niños”. ¿Les suena este diálogo? En las últimas semanas, todas estas palabras se han repetido como un soniquete en la mayoría de las empresas de Castellón y, con demasiada frecuencia, se convierten en el veredicto más temido por los empleados. Allí donde hay trabajadores, también hay vida, deseos y cuanto más numerosa es la plantilla, más complicada es la tarea de organizar el periodo de descanso más largo del año. Porque verano es sinónimo de vacaciones, aunque no para todo el mundo.

Un buen puñado de profesionales de Castellón se van quedar este año sin vacaciones. Un verano más y ya van muchos. Socorristas, camareros, dependientes de tiendas y supermercados de los municipios de la costa, recepcionistas de hoteles, guías turísticos, cantantes y músicos de orquesta... Hay decenas de oficios que impiden el descanso estival. A sus empleados nunca les pillará el precio de temporada alta en un hotel ni las playas atiborradas de gente. Tampoco discutirán con sus compañeros por elegir quincena de agosto. Toca currar y todos lo tienen tan asumido que, en la mayoría de los casos, ni siquiera echan de menos las vacaciones. Las disfrutarán en otoño, que también tiene sus ventajas.

Bea Recuero sabe desde hace muchos años que el verano es para trabajar. “Estoy más que acostumbrada, ya que lo hago así desde los 16”, cuenta. A las 9.00 horas, de lunes a domingo, abre las puertas de su kiosco, situado en la playa del Torreón de Benicàssim. “Cerramos a medianoche, ya que, además de prensa, también vendo granizados, refrescos y artículos de playa”, explica esta empresaria, cuya familia regenta otros dos establecimientos más: prensa Pizarro y otro local en la playa de la Almadraba, ambos en Benicàssim. “Hacemos turnos porque son muchas horas con el negocio abierto”. ¿Y las vacaciones? “Las dejamos para octubre, ya que este es un trabajo de temporada y el grueso del negocio se concentra en muy pocas semanas”.

Bares y restaurantes tampoco paran en verano y si están en Orpesa, Peñíscola o Benicàssim, todavía menos. “Para un negocio como el nuestro, julio y agosto son los meses clave del año. Se trabaja a tope y en un horario que va de las 8.30 a las 1.30 de la madrugada”, describe Fernando Mas, gerente del restaurante Saduna, en Benicàssim, que reconoce que, poco a poco, el consumo de las familias se va animando. “El gran problema al que nos enfrentamos es la falta de trabajadores. Sí, puede parecer chocante con tanto desempleo, pero hemos puesto un anuncio y en dos días apenas nos han respondido tres personas”, afirma el empresario.

60.000 CONTRATOS LABORALES // La hostelería, tan ligada al turismo, es precisamente uno de los sectores que más tira del carro del empleo en verano, pero no es el único. Las perspectivas para este año son más que positivas y todo apunta a que Castellón cerrará otra temporada de récord con casi 60.000 contratos laborales, un 10% más que los registrados durante el año pasado.

Dos de esos contratos tienen nombre y apellidos. Los de Dani Cervera y Jéssica Mogollón que, gracias a una beca-contrato de la Diputación, ejercen de guías turísticos en el Castillo de Peñíscola. “En total percibimos unos 4.000 euros”, dice Dani, graduado en Historia, Arte y Patrimonio, natural de Cervera del Maestrat y quien dedicará ese sueldo a cursar un posgrado sobre gestión y conservación de patrimonio.

Jéssica es de l’Alcora y debido a su trabajo se ha alquilado un piso en la ciudad del Papa Luna. “Es un trabajo muy bonito. Tras el recorrido, los turistas suelen acabar aplaudiéndonos y nos preguntan por todo tipo de temas, especialmente por Juego de Tronos y Chiringuito de Pepe”, apunta esta joven que nada más acabar tiene pensado i a trabajar al extranjero.

Dani y Jéssica ven la playa desde las alturas, pero Héctor Dolz la toca a diario. Para algo forma parte del equipo de salvamento de las playas de Benicàssim. “Soy patrón de zodiac y me encargo de conducir la embarcación en el caso de que haya algún rescate”, cuenta este castellonense de 26 años que en invierno estudia Navegación en Almería. Héctor trabaja 22 días al mes en un horario de 11.00 a 20.00 horas. “Nos organizamos en turnos. Por lo general trabajamos 5 días seguidos y descansamos dos”, describe.

Quien tampoco parará este verano es Pilar Redón. Atiende la oficina municipal de Turismo de la playa Torreón de Benicàssim. “Es un empleo muy entretenido y estos días, con el FIB, tenemos mucho más trabajo”, explica esta licenciada que, además del valenciano y el castellano, domina inglés, francés y alemán.

NI UN DÍA LIBRE EN AGOSTO // Los hay que tienen un empleo en verano, pero hay otros que compaginan dos o, incluso, tres. Sara Fa Roig trabaja en un centro de estética de Benicarló y, además, es cantante de la orquesta Platea y miembro del grupo Ja la Ballem. “En verano el trabajo se multiplica y este agosto no voy a tener ni un solo día libre”, explica esta benicarlanda de 28 años, que confiesa que no le importa quedarse sin vacaciones. “Llevo diez años dedicándome a la música y me lo paso genial. Cantar es lo que me llena y es a lo que me gustaría dedicarme profesionalmente”.

El verano de Sara será maratoniano, como también lo será el de las miles de personas que trabajan en un establecimiento comercial de la costa. Abderraman Noe dirige, junto a Pepe Baynat y José Manuel Rodríguez, la franquicia Secretos de India. La tienda en Benicàssim está abierta quince horas diarias, así que sus trabajadores tampoco saben nada de vacaciones, al menos hasta otoño. “Vivimos de los turistas y de la gente que tiene aquí su segunda residencia y estas son fechas clave”, sentencia Moe. Y a todos una pregunta: ¿Hay envidia a los que sí van a la playa? Un poquito sí, pero envidia de la sana. H