Héctor es un arquitecto de Vila-real que trabaja en un despacho en València. Cada día pasa prácticamente dos horas en su vehículo particular yendo y regresando de la oficina. El pasado abril sufrió un accidente de tráfico que todavía le provoca dolores de cuello y de cabeza ocasionales, pese a que ya tiene el alta médica.

Es uno de los 378 accidentes laborales in itinere que se han producido en Castellón durante el primer semestre del año. Este tipo de siniestros, según advierten los sindicatos y las empresas de trabajo temporal consultadas, se han incrementado de forma exponencial en los últimos años debido a los cambios en un mercado laboral en el que la movilidad tiene una importancia creciente.

Si este año se espera que el número de accidentes de este tipo supere los 750, hace tan solo un lustro, en el 2014, solo fueron 467, es decir, 300 menos.

Y esto no afecta solamente a los castellonenses, sino también a los más de 44.000 trabajadores de otras lugares (sobre todo Valencia y Tarragona) que el año pasado firmaron contratos con empresas de Castellón que implicaron desempeñar sus tareas profesionales en la provincia.