El modelo de supresión de los deberes que impulsan los docentes castellonenses promueve la autonomía personal de los escolares en la etapa de Primaria y Secundaria. «Sí es de muy difícil aplicación en los cursos de Bachillerato, porque aquí se requiere un trabajo extra que no es posible absorber solo en las aulas», indican responsables de centros impulsores de esta metodología. El nulo trabajo en casa se compensa con un esfuerzo extra en el aula. «La supresión de los deberes no trata de hacer más felices a los alumnos, sino de fomentar las ganas de aprender», señalan.