El serial en el que se ha convertido el futuro de la histórica cooperativa Nulexport vivió en la noche del pasado jueves un nuevo episodio, en este caso durante la asamblea de Cítrics de la Plana (Cipla), otra de las firmas de la localidad. Esta había convocado a sus socios y, entre los puntos del orden del día, informó a los asistentes de que la directiva de Nulexport les había propuesto un acuerdo de colaboración, algo a lo que la mayoría se opuso.

Según pudo saber Mediterráneo, durante la reunión de Cipla se alzaron voces que cuestionaron la idoneidad de asociarse con Nulexport, no solo por la crisis que atraviesa esta (esta campaña no liquidará ni un céntimo a sus socios) sino también al considerar que ambas entidades cuentan con modelos de negocio y tamaños distintos. De hecho, y ante la apuesta de la junta por al menos iniciar conversaciones para determinar qué tipo de acuerdo ofrecía la renovada dirección de Nulexport, se forzó una votación en la que los asistentes rechazaron por mayoría iniciar el diálogo.

Fuentes conocedoras de la realidad citrícola local informaron de que Nulexport trabaja en «varios frentes» para tratar de salir de su compleja situación, y que uno de ellos pasaría por buscar una alianza con otra firma. Podría ser con Cipla, pero en el sector tampoco se descarta que se rescate el viejo proyecto de colaboración con la valenciana Sanlúcar (Puçol).

De hecho, y tras la tensa asamblea celebrada el pasado 26 de abril que acabó con la dimisión del expresidente Pasqual Pla y la mitad de la junta, la cooperativa tiene pendiente celebrar otro encuentro con sus 500 socios que previsiblemente se convocará para el viernes 31 de mayo. En esa reunión, la actual dirección presentará un plan de viabilidad en el que han trabajado en el último mes, pues en la primera asamblea se explicó que pese a la nula liquidación la firma era «viable».

MÁS ASOCIACIONES // En los últimos años, en la provincia ya ha habido un caso de dos cooperativas que, ante las dificultades de una, han firmado un pacto de asociación. Se trata de Agroal (les Alqueries) y San Alfonso (Betxí), que el 2017 sellaron un convenio por el que la segunda controla de facto a la primera y, juntas, comercializan 110 millones de kilos.