Verano, playas llenas en la provincia y el tema de la seguridad, sobre la mesa como prioritario. Solo en Alcossebre, Cruz Roja ha realizado en 76 días de servicio 48 rescates y 2.198 asistencias sanitarias. De norte a sur, desde Vinaròs hasta Almenara, cada Ayuntamiento se encarga del servicio de socorrismo de sus playas --subcontratándolo o empleando directamente--. Esta forma de operar recibe fuertes críticas por parte de los profesionales, que abogan por impulsar una ley de seguridad en las playas, como sí tiene Baleares.

Una solicitud que no es exclusiva de la Comunitat, pues los socorristas catalanes también han expresado su firme oposición a la situación a través de una plataforma llamada SOS Socorristas.

«Reivindicamos una norma común, que regle los aspectos más importantes y mejore la seguridad de los bañistas», incide el presidente de la Federación Salvamento y Socorrismo de la Comunitat Valenciana, Manuel Esteban, quien mira al modelo que rige en Mallorca, Ibiza, Menorca y Formentera. «Ahora todo depende de las licitaciones y de cada consistorio y empresa», dice.

Las diferencias son sustanciales entre municipios. En algunas localidades, el servicio empieza los fines de semana del mes de mayo, en otras, el 1 de junio o el día 15. Al concluir la temporada, más de lo mismo. Unos, se quedan sin vigilantes a principios de septiembre, a mediados y otros aguantan hasta octubre.

¿Cómo resolverlo? El director de la Escuela de Socorrismo de la federación, instructor de salvamento acuático y patrón de rescate, Salvador Perelló, lo tiene claro. «Hay que hacer un decreto ley autonómico que ponga orden y no deje a criterio de cada Ayuntamiento y empresa privada una cuestión de seguridad», afirma.

Entre los puntos que los profesionales llaman a regular están los horarios y el inicio y fin de la temporada. «Hay que especificar qué formación es válida para trabajar en las playas y si cada empresa puede hacer sus propios cursos internos, como pasa ahora, o deben ser oficiales, que sería lo ideal», señala Perelló, quien apuesta por sentar bases concretas para las pruebas de acceso.

El número de simulacros obligados también considera la federación que debería concretarse, así como la creación de un plan de evacuación autonómico.

El nivel de afluencia de cada playa y su peligrosidad deberían ser, a ojos de los socorristas, los dos aspectos que determinaran el número de vigilantes necesarios, así como también el de embarcaciones de rescate. Unos vehículos que, para Perelló, deberían tener una vida útil concreta al objeto de «limitar la antigüedad y garantizar un servicio eficaz».

MEDIODÍA Y MENOS EFECTIVOS / Efectivos de las playas de la provincia se quejan, asimismo, de que los horarios ininterrumpidos de vigilancia provocan que a mediodía los socorristas se turnen para poder comer y, durante ese espacio de tiempo se pierdan trabajadores. Para el director de la Escuela de Socorrismo esa es una cuestión que también debe regularse con turnos rotatorios.

Desde el organismo valenciano, consideran que todos los socorristas en activo deberían integrarse en un registro --ya que no pueden colegiarse-- que estuviese actualizado y que diera cuenta, cada dos años, de que los vigilantes están en óptima forma física.

Otra de las cuestiones que ha salido a debate es la necesidad de especificar cuál debe ser el dispositivo sanitario presente. «Debe estipularse el número de enfermeros, médicos o auxiliares, porque se dan casos en los que la ausencia de facultativos resulta determinante», aseveran.

Desde Cruz Roja Castellón ven necesario, asimismo, revisar los sueldos por la «alta responsabilidad» de los socorristas y estudiar los horarios «para que los trabajadores no excedan horas».