Paula y Javier serán padres primerizos dentro de tres meses. Esta pareja de Castellón de 31 y 32 años, respectivamente, tiene claro que su niña se llamará Martina, pero desconoce cuál será el orden de sus apellidos. «Lo decidiremos por sorteo, igual que han hecho Pablo Iglesias e Irene Montero. Es el método que nos parece más justo», explica Paula al otro lado del teléfono. Si el azar determina que la niña se apellide primero Blanco, en agosto la pequeña Martina se convertirá en uno de los todavía pocos recién nacidos de la provincia que lleva primero el apellido de la madre.

Aunque desde 1999 se puede invertir el orden de los apellidos, hasta julio del año pasado se sobrentendía que iba primero el del hombre a no ser que se especificara lo contrario. Desde hace diez meses todas las parejas tienen que detallar qué orden de apellidos eligen para sus hijos. Y si no llegan a un acuerdo, deben dejarlo en manos de los funcionarios. El encargado del Registro Civil decidirá el orden "atendiendo al interés del menor" y, en la práctica dependerá de factores como evitar malsonancias, el carácter común o no del apellido o, finalmente, se elegirá por sorteo. Cuando el niño llegue a la mayoría de edad, podrá ya por su cuenta decidir invertir el orden.

Pero, ¿cuántas parejas en Castellón optan por anteponer el apellido materno?, ¿ha servido la reforma para darle la vuelta a la prevalencia casi absoluta del apellido del padre? Los datos que maneja el Ministerio de Justicia revelan que en la provincia el número de parejas que optan por priorizar el nombre de la familia de la madre se ha cuadruplicado en los últimos siete años, aunque sigue siendo una opción minoritaria. Así, en 2010 fueron 8 los recién nacidos inscritos con el apellido materno en primer lugar. Si se tiene en cuenta que ese año nacieron en la provincia 6.320 niños, el porcentajes es del 0,12%. La cifra subió a 38 en el 2016, el 0,74% de los 5.098 recién nacidos de ese año. Y en 2017 el número se ha mantenido estable. Un ejemplo. En julio, el primer mes de entrada en vigor de la reforma de la ley, apenas tres parejas optaron por inscribir a su hijo con el apellido de la mujer.

Apenas el 0,75% de las parejas de Castellón dan el paso de poner a sus hijos el apellido materno y entre los motivos que llevan a decidir el intercambio destacan la belleza de uno sobre el otro, su singularidad o la reivindicación feminista. «Las razones son variadas, pero la realidad es que es una opción minoritaria», explican en varios juzgados de paz.

Luis Martín y Carmen Navarro fueron una de las 23 parejas de Castellón que en 2015 decidió que su hijo Martín llevara primero el apellido de su madre. «Lo hicimos para que el niño no se llamara Martín Martín» explica Luis, que aunque celebra el cambio legal no entiende porqué el orden de los apellidos debe ser igual para todos los hermanos. «¿Por qué mi segundo hijo, que acaba de nacer, no puede llevar primero mi apellido?» se pregunta.