Seis de las ocho comarcas castellonenses superan la tasa de envejecimiento autonómica, que es del 119,39. Este porcentaje representa la población mayor de 64 años que hay en los municipios sobre aquellos que tienen menos de 16 años. La media provincial (117,21) está ligeramente por debajo de la autonómica, según el Instituto Valencià d’Estadística. Sin embargo, existe un profundo desequilibrio territorial, pues mientras que la Plana Alta y la Plana Baixa están por debajo del promedio autonómico, con 107,74 y 105,89, las restantes comarcas están por encima.

El Alto Mijares ocupa el farolillo rojo, con un 470,91. Le sigue el Alt Maestrat (278) y els Ports (249,60). El Alto Palancia está en el 188,49 y l’Alcalatén en 158,86. Mejor situación presenta el Baix Maestrat, muy cerca de las Planas y solo diez puntos por bajo de la media valenciana (129,14).

Del conjunto de la Comunitat,12 de los 15 municipios con una tasa de envejecimiento por encima de mil, pertenecen a la provincia de Castellón. Los municipios que presentan las tasas más elevadas son Castillo de Villamalefa (2.200), Torralba del Pinar (2.000), Higueras (1.900) Villores (1.700), Argelita (1.700), Torre Endoménech (1.366,67), Vallibona (1.350), Arañuel (1.350), Cirat (1.133), Benafigos (1.100), Villanueva de Viver (1.066,67) y Villamalur (1.033,33).

Nova ruralitat

Envejecimiento y despoblación van, por desgracia, de la mano. De hecho, más de la mitad de los municipios de la provincia perdió población en el último año objeto de estudio.

No es un fenómeno que haya aparecido de repente. No hay que olvidar el éxodo rural que en muchos municipios se produjo durante los años 60 y 70 del siglo XX, agravado por el hecho de que mucha población joven y, a menudo, cualificada también abandona actualmente estos pueblos. Muchos jóvenes se ven forzados a dejar sus municipios para poder desarrollarse vital y profesionalmente. Esto es así porque existe una distribución territorial desigual de las infraestructuras, dotaciones y recursos públicos, que tienden a concentrarse en las zonas de mayor concentración, lo que lleva a que tanto la actividad económica como las densidades demográficas presenten desequilibrios.

En esa línea, Diego Gallén, alcalde de Castillo de Villamalefa, apunta que para revertir esta situación hace falta tener posibilidades de empleo en la zona. «La gente que vive por Castellón, aunque sea del pueblo, tiene trabajo en la capital y todos los servicios. A ello, se añade, indica, la actual red viaria, con una circulación más complicada si cabe en invierno que hace que la capital quede a una hora de viaje.

Mociones

Ya hay municipios que han pedido no primar la densidad poblacional y económica a la hora de planificar recursos e impulsar también políticas de vivienda accesible, transporte público, empleo, comunicaciones y servicios bancarios para revertir esta situación y no incidir en el desánimo al enfocar el problema. Así, ayuntamientos de signo político distinto están apoyando la moción a favor del desarrollo rural que garantice, con un plan de urgencia, los servicios públicos en estas comarcas. Ya lo han hecho Vistabella (Compromís) y Xodos (PP). Benlloch (PSOE) lo hará mañana). El Forum de la Nova Ruralitat, que reúne a 150 profesionales, está en contacto con 113 municipios de menos de 3.000 habitantes (el 80% de las comarcas castellonenses) para lograr el OK masivo al texto.