Los padres y madres de la provincia de Castellón afrontan la primera huelga de deberes escolares, que se desarrollará los fines de semana de noviembre. 220 Ampas de la provincia de Castellón están llamadas a secundar esta iniciativa. Mientras, los directores son partidarios de un debate pedagógico más amplio y convienen en que sería necesaria una regulación, si bien consideran que la polémica no tiene demasiado sentido, porque «la mayoría no obliga a hacer deberes» señala Alejandro Badenes, portavoz del colectivo. Por su parte, la Conselleria de Educación ya ha anunciado que realizará unas jornadas para la comunidad educativa que servirá para iniciar una normativa al respecto y las AMPA dudan de la regulación, porque temen que implique una imposición de las tareas escolares en el hogar.

Los padres

Màrius Fullana, presidente de la Confederación autonómica Gonzalo Anaya, está en contra de la obligatoriedad de los deberes. Por un lado, los considera discriminatorios para aquellas familias trabajadoras que carecen de recursos suficientes, tiempo o conocimientos frente a aquellas que sí pueden ayudar a sus hijos con los deberes o pagar un profesor. Y por otro considera que el tiempo libre es para que el niño lo disfrute y esté con su familia, como reconoce el artículo 31 de la Convención de los Derechos Humanos. La Confederación organizará unas jornadas el día 19 con expertos para abordar esta cuestión. Explica que en Secundaria un alumno realiza de 50 a 60 horas semanales entre jornada lectiva y deberes, más que un adulto en horario de trabajo. Aboga por repensar el sistema educativo y por introducir cambios en el currículo, si es que no puede impatirse en su totalidad dentro del horario lectivo. A su vez, aboga por reflexionar sobre el actual sistema de enseñanza, si debería orientarse más a aprender a buscar información y desarrollar otro tipo de habilidades o educación en valores.

Por contra la Confederación Católica de Padres de Alumnos no secundará la protesta porque los considera necesarios para reforzar los conocimientos transmitidos en clase y crear hábitos de estudio y trabajo. En todo caso, considera conveniente que haya una coordinación entre los docentes en cuanto a cantidad y evitar que las tareas se concentren de forma anormal. Así, sostiene que sean proporcionales.

Los sindicatos docentes

El portavoz del STEPV, el sindicato mayoritario, Marc Candela, dice respetar la convocatoria y considera que habría que abrir un debate en la comunidad educativa en el que intervengan docentes y padres, dar autonomía a los centros y buscar una fórmula que equilibre la situación. Y es que no es cuestión de «blanco o negro», ni de «deberes sí o deberes no», sino que hay hacer un debate más amplio, en torno al modelo pedagógico, la carga lectiva, los contenidos que se imparten y cómo se aprende.

A su juicio, «hay que hacer una adecuación al contexto de cada centro y a las necesidades del alumnado». «Si alguien necesita refuerzos y no pueden ser en la escuela, porque no hay tiempo, hay que ver cómo hacerlo, de forma coherente. Lo que no pueden hacer es estar de las 8 de la mañana a nueve de la noche inmerso en tareas escolares», señala. Apela a abordar la carga lectiva que soportan los niños. En ese sentido, se muestra en contra de las Reválidas, ya que, al obligar a hacer un temario completo, también contribuyen a complicar la situación. Y sugiere otras tareas que sí se pueden hacer en casa, como leer un libro.

Por contra, el sindicato ANPE muestra su rechazo a estas protestas de los padres, por considerar que «cuestionan la labor del profesorado, su libertad de cátedra y que menoscaban los principios de autonomía pedagógica y organizativa de los centros».

Los directores de colegio

Los directores no lo ven de una forma tan radical como ANPE. Sí consideran, al igual que el STEPV, que debería plantearse un debate pedagógico mucho mas amplio, en el que ellos pudieran participar. «Vemos necesaria una base reguladora que establezca en qué condiciones plantear tareas y evitar diferencias entre la pública y la privada», señala Badenes.

Apela a que «debemos remar en la misma dirección, con racionalidad y sentido común». Así, aboga por no sobresaturar al alumno y por un diálogo entre familia y escuela. «Apostamos por deberes, pactados con las familias, no obligatorios, y adecuados a las necesidades del alumno», resume. Indica que han de adecuarse al nivel, a la edad e, incluso entre alumnos del mismo nivel habrá diferencias. Asevera que los deberes forman parte de programación, se deja tiempo al alumno para hacerlos en clase y, si no puede terminarlos, en casa. A su juicio, «se manda muy poco y no es obligado, si no los hace no pasa nada». señala, indicando que los padres pueden colaborar en casa por ejemplo en el hábito de la lectura de sus hijos, o ayudándoles a buscar información para hacer un trabajo.

El conseller

El conseller, Vicent Marzà, declara que «estamos organizando una jornada con expertos para reflexionar sobre el tema junto al profesorado y las familias». «Hay que repensar los deberes y buscar nuevas vías de refuerzo de la enseñanza que garanticen la igualdad de oportunidades y fórmulas innovadoras de refuerzo del aprendizaje». A su juicio, «nuestros alumnos han de tener más tiempo para estar con sus familias, jugar y aprender en espacios no formales sin que esto impida seguir consolidando la cultura del esfuerzo», señala Marzà. H