“La AMPA comunica que debido a la falta de colaboración de los padres y madres para entrar en la junta no somos suficiente personal para organizar y llevar a cabo con eficacia las fiestas de Carnaval y fin de curso. Este Carnaval disfrutaremos de la última celebración, a no ser que padres voluntarios con disponibilidad se unan a la junta. Atentamente, la diminuta junta”. Este SOS lanzado esta semana por la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del colegio Isidoro Andrés de Castellón, con 700 alumnos, «no es nuevo». Es una situación que «viene ocurriendo en los últimos años», no solo en este, sino en otros centros como el Botànic Calduch o el Gimeno Barón de Vila-real, donde «acabó solucionándose, pero tras un ultimátum».

Lo explica la presidenta de la Federación de AMPA de Castelló Penyagolosa, Silvia Centelles, que pone el acento en que «es una responsabilidad y una implicación que no todos los padres quieren asumir; prefieren que sean otros los que tiren del carro, porque no tienen tiempo, porque no saben qué pueden aportar... Nos pasa a todos, pero todo el mundo puede sumar y es un trabajo que conecta directamente con el centro, con la toma de decisiones del día a día de tus hijos y eso, al final, compensa». Representantes de otras AMPA como, por ejemplo, la del Ejército de Castellón, tildaron su trabajo de «gratificante».

IGUAL EN EL CONSEJO ESCOLAR //

La falta de implicación de las familias, «de muchas», no se nota solo en las AMPA. Los padres pasan de los consejos escolares, verdaderos órganos de decisión de los centros, y más en esta legislatura, donde todo se vota y debe tener luz verde de dos tercios como, por ejemplo, el proyecto educativo del centro. En las últimas elecciones, en el 2017, no llegó al 15% del censo. «No hay una fórmula secreta para atraer a la participación, hace falta mucha pedagogía», señaló Centelles.

«Las AMPA hacen actividades, conectan el centro con las familias y con la Administración, son el nexo privilegiado», señala, y reivindica que «no todos pasan; los hay muy implicados».

De hecho, el último censo de FAMPA Penyagolosa cifra en 234 las asociaciones que aglutinan a las 74.000 familias de la escuela pública en Castellón. «Hay casos de apatía, pero también muchos de alta implicación. Lo más interesante es que se empiece en Infantil, conectando unas juntas con otras, para coger experiencia y crecer», explica, e incide en que «no hay que estar en el colegio, se puede trabajar en casa llevando las cuentas, o las redes sociales, o aportar ideas, reivindicando el papel necesario de las familias en la toma de decisiones».