El popular cocinero benicarlando Raúl Resino, que recientemente revalidó la Estrella Michelin para su restaurante, reconoce que “nunca” le han gustado los tatuajes. Sin embargo, un cliente vitoriano amigo suyo, Isi Gartzia, es uno de los tatuadores españoles más conocidos a nivel internacional -por sus manos han pasado artistas y futbolistas del Barça o Madrid, entre otros-, y un día le enseñó un dibujo que le hizo cambiar de opinión: “Tiene casa en Benicarló y ya se puede decir que tenemos una relación de amistad, así que me conoce bien. Dibujó el logo de cocinero del año, con el que empezó todo, productos de la gastronomía de Castellón como la galera o la juliola, una imagen mía emplatando y un barco en la lonja de Benicarló, y me encantó”, reconoce. Así que ni corto ni perezoso decidió eternizar la ilustración en su brazo.

“Hace dos semanas me fui a Vitoria y el resultado no puede ser mejor”, asegura Raúl Resino, que admite que en la actualidad el tatuaje “está cicatrizando y todavía no se aprecian los colores como se podrán ver dentro de unos días”. No es el único chef que se ha tatuado motivos gastronómicos en el cuerpo, pero sí reconoce que la obra no ha pasado desapercibida en el gremio: “Se puede decir que ahora llevo a Castellón en la piel. Isi quiso tatuarme también la Estrella Michelin, pero considero que ese premio no es para toda la vida y prefiero tener el del galardón de cocinero del año, que ese sí es para siempre”. Admite por último Raúl Resino que sus clientes “en Benicarló están encantados con el tatuaje”, pues son muchos los motivos locales que se representan en el mismo.