Entre los tatuajes más comunes se encuentran los típicos tribales, nombres de seres queridos, frases con algún significado especial, fechas marcadas en el calendario personal... Lo que no es tan popular es que los dibujos representen motivos de la ciudad de origen, y menos si esta población es Castelló o Xiva de Morella... Pero claro, para gustos colores y en las imágenes que acompañan este reportaje tenemos la patente demostración de ello.

En lo que respecta a los tatuajes que versan sobre la capital de la Plana, quien los porta orgulloso es Dídac Català García, un chef muy reconocido en la provincia, y que cuenta en su piel con dibujos tan característicos de su ciudad natal como la Panderola, la Ermita de la Magdalena, el Fadrí, el Bartolo, un ancla que simboliza el Grau, la tradicional luna de los Moros d’Alqueria, un plato de arroz al horno, un masclet o la figura del Tombatossals. Para completar toda la lista solo tardó ocho meses: «Quería llevar a Castelló en la pierna porque me iba fuera y quería que me acompañara mi ciudad. La verdad que no conozco gente tan patriota porque parezco un álbum de cromos», broma.

El más curioso y el más querido

Entre todos los motivos de Castelló que lleva Dídac impresos en su piel reconoce que al que le tiene más aprecio es «al Fadrí. Fue el primero que me hice y es uno de los símbolos de mi ciudad. Después, por el que todos me preguntan es por el tatuaje de arroz al horno, que me lo hizo mi amigo Fernando Rubio, y mis compañeros en Barcelona que eran de distintos países no podían entender que lo llevara».

Para disgusto de su madre, este cocinero cuenta ya con 52 tatuajes, y tiene pensado cuál será su próximo objetivo: «Quiero tatuarme en la otra pierna sitios en los que he estado y viajes que he hecho. Mi madre lo empieza a aceptar, pero la familia piensa que estoy como una cabra», sonríe Dídac. «El primer tatuaje me lo hice con 21 y fue una letra de canción. Desde entonces no he parado», apostilla el joven, conocido también por ser un reputado pastelero.

En lo que respecta a los tatuajes que versan sobre Morella, el protagonista prefiere mantener el anonimato, pero sí podemos decir que vive en Castelló y que sus orígenes familiares se sitúan en en Xiva de Morella, una pequeña pedanía de la capital de Els Ports. Este es el motivo que ha llevado al atrevido castellonense a tatuarse algunos de los lugares más emblemáticos de estas poblaciones con la colaboración del tatuador valenciano Payoflaco.

En el brazo de este vecino de Castelló pueden apreciarse una vista de la ciudad amurallada, el acueducto de Santa Lucía y otros puntos icónicos del castillo de Morella. Su pueblo originario, Xiva, también tiene un papel protagonista en el tatuaje, con imágenes del Roser, del campanario o algunas de las puertas y paredes de piedra en seco tan representativas.