La crisis del covid-19 ha obligado a implantar la telemedicina cual elefante en cacharrería, con el buen propósito de evitar que los centros de salud se conviertan en focos de propagación del virus, pero con prisas obligadas, falta de medios y una insatisfacción en muchos casos, de pacientes y de los propios médicos, por los puntos a mejorar. Y es que la herramienta puede ir muy bien e incluso ofrecer rapidez y comodidad como apoyo, --pero no con el volumen actual--, para comunicar resultados de análisis, renovar recetas o pedir una opinión extra sobre interconsultas a especialistas, por ejemplo, de un problema dermatológico, incluyendo en ocasiones puntuales fotos o vídeollamadas. Pero pacientes y los propios facultativos están insatisfechos. Los médicos del consultorio de Constitución de Castelló han llegado a emitir un comunicado pidiendo disculpas a los usuarios por no poder atenderlos como es debido. El cara a cara da más información al doctor y, además, ciertas enfermedades lo precisan, por lo que, en estos casos, si lo ven necesario, hacen que el usuario se acerque a la consulta.

Aunque lo evitan al máximo, precisamente, para evitar contagios y que sea peor el remedio. ¿Pero y si la línea de teléfono siempre está ocupada para reservar hora? Es una queja generalizada y, si ya pasaba antes del covid-19, ahora, con más usuarios para ser canalizados a través de este servicio, va a más. La alternativa de pedir cita en la web o con la aplicación del teléfono móvil supone otro escollo para quienes no están familiarizados con las nuevas tecnologías. Nadie hubiera querido esto, pero ahora, con el actual panorama, solo cabe procurar adaptarse y que mejore.

Nuevo teléfono de Sanidad

La consellera de Sanidad, Ana Barceló, anunció que justo mañana se habilitará un nuevo teléfono centralizado para pedir cita previa cuando haya dificultades para contactar con el centro de salud. «Será una medida complementaria mientras se articula una centralita para toda la atención primaria de la Comunitat. Contará con 200 locutores, según demanda», detalló. En cifras, el departamento de Salud de Castellón indicó que, de abril a octubre, atención primaria gestionó 430.752 consultas telefónicas y 822.638 presenciales (incluidos domicilios), el doble. Y en atención hospitalaria, un total de 29.265 telefónicas y 154.306 presenciales.

¿Y qué opina de la telemedicina el Colegio de Médicos de Castellón (Comcas)? Su presidente, José María Breva, considera que es un hecho, algo que ha venido para quedarse, «aunque su irrupción haya sido de repente, y ello conlleva muchas incógnitas e insatisfacción para médicos y pacientes». «Es preciso que todos los actores del sistema sanitario: profesionales sanitarios, administraciones con competencias en Sanidad y pacientes, nos impliquemos en este proceso de adaptación al nuevo modelo», dijo.

Desde el Comcas sostienen que la asistencia sanitaria pivota sobre la relación médico-paciente, como apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que la tecnología puede ayudar, «pero su aplicación siempre ha de estar encaminada a mejorar la humanización de la medicina». «Debe prestarse atención integral al paciente, pero para ello es preciso poder realizar un buen diagnóstico y reflexionar sobre el problema, sin impaciencia y con todos los matices. Y eso requiere invertir tiempo y dinero, medios humanos y técnicos, además de adaptarnos a la tecnología», declaró.

Para Comcas otro punto clave es que la Administración informe al paciente de las razones que llevan a

plantear la atención telefónica o con cita previa, «porque si dejas de facilitarle lo que le dabas antes de la crisis sanitaria, no le dejas entrar al centro de salud, solo te relacionas con él por teléfono y no le puedes explicar bien estos cambios, el resultado es su malestar y la percepción de que el médico no quiere trabajar, cuando es todo lo contrario, porque estamos desbordados». De media cada médico de Primaria tiene agendadas de 35 a 45 consultas diarias, sobre todo, telefónicas.

En Pediatría la atención vía teléfono supone en torno a un 80%, según explica Eva Suárez, vicepresi denta de la Sociedad Valenciana de Pediatría. «La mejor forma de trabajar es como la de antes, pero con control, sin la barra libre de algunos casos que acudían sin cita y sin ser urgente. A la mínima que lo vemos necesario, ahora, tras el triaje telefónico, se les cita en el centro el mismo día». La actividad frenética de la vuelta al cole y los catarros por el cambio de tiempo se han apaciguado, aunque sin bajar la guardia. «Poder comunicar por teléfono el resultado de una analítica, renovar recetas o atender consultas de las madres sobre los bebés es más ágil y cómodo para médicos y familias», indicó, pero matizó que en el colectivo infantil no se dan tanto como en adultos las patologías crónicas que precisan más atención presencial.

Precisamente el sindicato CSIF de trabajadores sanitarios pide «un modelo que garantice la asistencia presencial a enfermos crónicos, los más perjudicados, como mayores o inmunodeficientes». Señalaron que tras la primera oleada «se les renovaron tratamientos para tres, seis meses o un año», pero «a ciegas; pues sin el chequeo presencial, analíticas y pruebas diagnósticas» es imposible controlar la evolución de diabéticos agudos, hipertensos, cardiopatías, etc. «La teleasistencia no convence a médicos ni a pacientes al 100%. Los facultativos no pueden hacer bien su trabajo y en atención primaria el colapso lleva instalado meses porque Sanidad fía al teléfono el 95%», indicaron. CSIF lo veía bien durante la primera oleada pero «no es una carta blanca». Con todo, retomar la presencialidad implicaría adaptar espacios. «Por teléfono, sobre todo, con ancianos, los médicos no están seguros de si el paciente entiende la prescripción, no existe una nota donde el doctor apunte lo que se necesita para evitar olvidos o confusión. Los detalles pueden ser críticos», advirtieron.