Aunque lejos de las cifras de municipios valencianos como Barx, donde durante la gota fría de la Semana Santa cayeron hasta 360 litros por metro cuadrado, en Castellón la lluvia también ha dejado cifras muy destacables, como los 185 litros de Eslida y, por ende, consecuencias para el sector agrícola. En general, la precipitación es bien recibida por los profesionales del campo porque se venía de meses muy secos y los siguientes no se esperan mejores, aunque hay sectores como las naranjas tardías o las cerezas que sí se han visto perjudicados.

Así lo confirman las dos principales entidades agrarias, la Unió de Llauradors y AVA-Asaja. El secretario general de la primera entidad, Carles Peris, reconoce que aunque Castellón tiene una producción limitada de naranjas y mandarinas tardías, el fuerte viento que ha soplado en los últimos días ha provocado la caída de una parte de la fruta que todavía queda por cosechar, lo que hará menguar la producción y contribuye al cierre de una campaña muy floja, pues variedades como la ortanique o las navel también sufren la crisis de precios que se cebó con las clementinas en la primera parte de la temporada.

SIN COBERTURA // AVA-Asaja lamenta la situación de la ortanique respecto al seguro, ya que el periodo de cobertura finalizó el pasado 31 de marzo y su maduración ha llegado con retraso. Por ello, el sindicato agrícola va a dirigirse a Agroseguro para que, a la vista de esta coyuntura, prorrogue la validez de la fase de garantía de esta variedad.

La buena noticia para la citricultura es que las cantidades caídas en la Plana Baixa, que en prácticamente todos los municipios superan los 30 l/m2,, permitirán a los productores ahorrarse un riego. «Prácticamente hasta mayo no habrá que solicitar agua», explica el presidente de la Comunitat de Regants de Vila-real y miembro del Sindicato Central de Aguas del Mijares, Pasqual Broch. «Las precipitaciones en la zona citrícola por excelencia han sido provechosas porque ni han caído en exceso, como en otros puntos de la Comunitat, ni por defecto, pues en el norte de Castellón y el sur de Cataluña apenas ha llovido», sostiene.

RIESGO PARA LA CEREZA // Los otros perjudicados son los productores de cerezas, muy concentrados en municipios del Baix Maestrat como la Salzadella y el Alto Mijares. Especialmente en esta última comarca se teme que el exceso de humedad provoque cracking o rajado por exceso de agua, lo que dificulta la comercialización de esta fruta, en particular en sus variedades de maduración temprana.

Pero tanto en el interior como en el litoral la sensación generalizada entre los agricultores es de alivio, porque el invierno ha pasado sin apenas precipitaciones y, según Broch, «las previsiones a largo plazo apuntan a un verano muy seco, sin lluvias destacables hasta octubre». Es por ello que el último episodio de gota fría es, según Peris, «muy beneficioso para los cultivos de secano como el olivar, la vid o el almendro». En el caso de este último cultivo, no obstante, las lluvias difícilmente compensarán la pérdida de producción motivada por las heladas de este último mes, que en la provincia han afectado especialmente a la Plana Alta. El adelanto de la floración provocado por las altas temperaturas de los meses de invierno han hecho que en el conjunto de las zonas productoras de la Comunitat las pérdidas sean, de media, del 50%.

La gota fría también beneficiará al sector de la ganadería extensiva de la provincia, muy focalizado en Els Ports, porque permitirá a los profesionales aprovechar los pastos durante los próximos meses y ahorrar en pienso y paja. Pese a que las comarcas del norte han sido las que menos lluvia han acumulado en el último episodio, también hay registros destacables como los 62 de Vilafranca, los 65 de Vallibona o, en el Alt Maestrat, los más de 100 de Culla o los 80 de Albocàsser.

PANTANOS MÁS LLENOS // La gota fría también ha servido para recargar unos pantanos y acuíferos que, si bien no presentaban una situación extrema debido al temporal de levante de octubre del año pasado, sí afrontaban los meses cálidos con necesidad de una aportación importante. «Ha llovido en las cabeceras de los ríos y eso es muy interesante cara a almacenar agua», asegura Peris. Donde más se ha notado es en el pantano de Sitjar, que en una semana ha pasado del 48% al 59% de capacidad, y en el embalse de Arenós, el más grande de la provincia, que está por encima del 70%. En el Alto Palancia, la lluvia provocó que la presa del Regajo abriera compuertas para recuperar el nivel de seguridad.