El Maset Blau albergará la tenencia de alcaldía del distrito oeste de Castellón, que ahora ocupa el edificio de la antigua estación de tren. Es el planteamiento que tiene sobre la mesa el equipo de gobierno municipal para dotar de contenido un edificio histórico en el que se han invertido 362.000 euros a través de las obras de rehabilitación que empezaron en junio, que forman parte de las inversiones financieramente sostenibles con cargo al remanente del 2015, y que tienen un plazo de ejecución de 8 meses, por lo que previsiblemente estarían acabadas en torno al mes de febrero.

Según ha podido saber Mediterráneo, el traslado de las dependencias municipales al inmueble de la avenida Alcora permitirá que en la antigua estación ubicada en la plaza de España quede espacio para habilitar, en un futuro, un centro de interpretación del parque Ribalta que todavía estaría por definir y que, en todo caso, servirá para informar sobre los servicios y las características que ofrece el emblemático parque, considerado bien de interés cultural. Además, quedará una zona polifuncional, que prevén destinar para el uso de asociaciones de vecinos o para la organización de exposiciones o de otras actividades similares.

El futuro uso del Maset Blau se ha definido después de barajar otras muchas opciones, como que se destinara a asociaciones de vecinos o a biblioteca.

LA HISTORIA DEL EDIFICIO

Construido en 1907, el Maset Blau es un singular edificio de Castellón, ahora propiedad del Ayuntamiento, que fue en su día vivienda unifamiliar y que a lo largo de los años ha sido objeto de actos vandálicos, de ocupaciones y de un deterioro progresivo que 110 años después de su construcción hacía necesaria una rehabilitación arquitectónica integral como la que se está realizando.

El Maset Blau, con 313 metros cuadrados construidos, es un ejemplo de arquitectura modernista y está protegido por su interés histórico-artístico. Su estado de conservación era «muy deficiente», según el proyecto básico y de ejecución de su reforma, elaborado por el arquitecto municipal Blas Jovells. En base al mismo informe, se planteaba «la intervención en el edificio, con valores arquitectónicos a conservar, para destinarlo a un nuevo uso que redundará en el mantenimiento vivo» del singular inmueble del distrito oeste, que es de fácil acceso para los castellonenses que residen en dicha zona.