La muerte sigue siendo un tema tabú. Cuesta enfrentarse a ella. Quizás por eso quienes lo tienen todo atado y han expresado por escrito cómo quieren pasar a la otra vida son todavía una clara minoría. Apenas 2.500 personas han registrado en Castellón un documento con sus instrucciones previas o testamento vital. Un texto, revocable en cualquier momento, que permite dejar por escrito el tipo de cuidados que se desea recibir en la etapa final de la vida, cuando se ha perdido toda la capacidad de decidir por uno mismo y de comunicarse con la familia y los médicos.

Casi 12 años después de que la Conselleria de Sanidad pusiera en marcha el Registro de Voluntades Anticipadas, el uso de este derecho aún no ha cristalizado en la sociedad. El testamento vital sigue siendo algo desconocido para los ciudadanos y los datos así lo demuestran. En Castellón, y según la estadística que maneja el departamento que dirige Carmen Montón, 192 personas se dieron de alta en el registro durante el año pasado, tres menos que un ejercicio antes. Desde el 2011 han sido 1.153.

El denominado testamento vital, muy extendido en otros países de Europa, no termina de cuajar en Castellón, pero en el resto del país ocurre algo muy similar. Según datos del Registro Nacional de Instrucciones Previas del Ministerio de Sanidad, que sincroniza las cifras de todas las comunidades autónomas, 227.640 personas tienen registrado su testamento vital. La cantidad, pese a que va al alza poco a poco, todavía es escasa: solo cinco de cada 1.000 habitantes. En la Comunitat son 21.884, de los que casi la mitad tienen más de 65 años.

El documento de voluntades anticipadas puede suscribirse ante notario o en los Servicios de Atención e Información al Paciente, ubicados en los hospitales públicos, donde facilitan toda la información necesaria. «Todavía es algo minoritario. Alguno se hace, pero no suelen ser frecuentes», apunta José Vicente Malo, notario de Castellón y tesorero del Colegio Notarial de Valencia, quien reconoce que, a menudo, se realiza junto al testamento.

Pero, ¿por qué no cuaja el testamento vital en Castellón? Para la mayoría de expertos la clave está en que es un total desconocido. «En las notarías tenemos trípticos explicando qué es, pero sigue habiendo un gran desconocimiento. Quien lo hace, en general, es porque ha tenido una mala experiencia con un familiar o conocido y quiere evitar que le suceda lo mismo», sentencia Malo.

MÁS MUJERES QUE HOMBRES // Pocos ciudadanos planifican todavía cómo quieren morir y los que lo hacen son, mayoritariamente, mujeres. De los 192 testamentos vitales registrados el año pasado en Castellón, el 60% lo firmó una mujer. Si se analizan los datos desde el 2011, la conclusión es la misma. Con los años, además, el perfil se ha ampliado. Entre quienes dan el paso, algunos padecen enfermedades crónicas o degenerativas, pero otros muchos son pacientes sanos que hacen testamento para decidir sobre sus últimos días.