La tierra cada vez vale menos y si es para usos agrarios, menos todavía. Sencillamente apenas hay mercado y eso que cultivos como la almendra o el olivar han dado este año una alegría al sector. Pero aún, ni así. El mercado en Castellón sigue sin salir del letargo en el que lleva sumido desde 2009. Durante el 2015 apenas se vendieron en la provincia 1.948 parcelas, un 8% menos que en el 2014 y casi tres veces menos que en 2007 (5.378 parcelas). Una situación complicada para los jóvenes agricultores que inician su actividad y para los profesionales que desean ampliar sus fincas a extensiones más rentables.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que durante el último año un total de 7.333 parcelas cambiaron de manos en Castellón. De estas, 3.200 fueron por herencia y otras 2.185 por donaciones, permutas y otro tipo de traspasos. Solo 1.948 fueron compradas, el 26,57% .

Desde el inicio de la crisis (y también del cierre del grifo del crédito), la compraventa de fincas se mantiene en la provincia en una horquilla de entre 1.500 y 2.100 operaciones anuales. El punto más bajo se alcanzó en 2012, con solo 1.562 transacciones. Hace justo un año, parecía que el mercado volvía a despertar ya que en el 2014 se vendieron algo más de 2.109 parcelas, la cifra más alta del último lustro. Pero aquello fue un espejismo y la cifra ha vuelto a caer hasta llegar otra vez a mínimos.

Aunque en municipios como Castellón, Burriana o Almassora es posible encontrar fincas de naranjos en venta, el grueso de las parcelas a la venta se sitúan en el interior, fundamentalmente en las comarcas de la Plana Alta y el Maestra. Y, ¿quien vende? Hay dos clases de propietarios que buscan deshacerse de sus tierras: por un lado, agricultores jubilados cuyos hijos no quieren o no pueden dedicarse a la agricultura y ponen sus fincas a la venta. Por otro, pequeños empresarios y profesionales de otros sectores, con tierras heredadas, que necesitan liquidez para sus negocios.

PRECIOS A LA BAJA // El mercado de la tierra no despega y eso que los precios de ahora nada tienen que ver con los de hace unos años. En los últimos ocho años, las cotizaciones de la tierra en Castellón han caído más de un 40% y siguen sin tocar fondo. Un ejemplo. La hectárea de naranjos de regadío cotiza ahora a 38.578 euros. En el 2007 el precio superaba los 68.100 euros, es decir, un 44% menos. Y con las parcelas de secano ocurre más de lo mismo: de los 10.000 euros la héctarea de hace siete años a los 7.621, siempre según la estadística de la Conselleria de Agricultura.

Pese a que los precios de la tierra han bajado y la rentabilidad de algunos cultivos han ido a la baja, quienes están dispuestos a comprarla todavía son una minoría. Los pocos agricultores jóvenes que en los últimos años se han incorporado lo han hecho porque han heredado las fincas. Empezar de cero en agricultura es complicado. “A un precio de unos 700 euros por hectárea de secano ningún joven se puede convertir en agricultor con tierra propia a no ser que haya heredado las fincas de sus padres”, dicen las organizaciones agrarias. H