«Aunque cada vez somos más, no es muy habitual encontrarte con mujeres». Lo dice Blanca Santos, una de las pocas camioneras de la provincia de Castellón. Y, «a pesar de que el trabajo esté dominado por hombres, no he tenido la sensación de que sean machistas», remarca. Lo dice con conocimiento de causa: hace diez años que desplaza cada día mercancías, ahora con el vehículo de la empresa para la que trabaja, AM Cargo.

Eso sí, ha vivido varias anécdotas a la hora de cargar el camión: «Alguna vez, al presentar los papeles, me han dicho: tú no, que baje el chófer / Es que el chófer soy yo. Son situaciones de desconocimiento y cuando se supera la sorpresa inicial no hay problema», recuerda con una sonrisa.

Ahora cubre sobre todo la ruta entre el puerto y las empresas azulejeras castellonenses y de su labor destaca el «compañerismo, incluso entre camioneros de empresas diferentes».

Ella, que está acostumbrada a superar barreras (antes de llevar el camión fue vigilante de seguridad y también trabajó en dos talleres de recambios de piezas de vehículos) no cambiaría por nada el hecho de recorrer cada día las carreteras provinciales. Y eso que en ocasiones está hasta catorce horas en la cabina: «Tenemos disponibilidad para realizar 15 horas pero por norma general estamos 12, 13...».

No es de extrañar así su vínculo con el camión: «Lo trato como si fuera mío y lo considero mío. Es parte de mi vida». Y se siente totalmente integrada: «Tengo un trato normal, ni mejor ni peor por ser una mujer. Es un trabajo un poco duro pero el dinero no te lo traen a casa. Es una forma bonita de ganártelo, si te gusta conducir».