Los Goigs a la Mare de Déu del Lledó que escribió el canónigo Vicent Ripollés en 1917 sobre unos textos poéticos de Luis Revest del año anterior se han tenido siempre como una de las piezas más importantes y gloriosas de la música castellonense. La inspiración, de intensa religiosidad humanizada, poética y teológica de Revest, junto a un conocimiento de la idiosincrasia del ser y sentir local, unido a la inspirada musicalidad, belleza melódica y rica armonización de Ripollés, logran que estos gozos no tengan parangón en la música litúrgica española de su género en el siglo XX.

Pero, he aquí que, recientemente, aparece una sorpresa que tiene un importante significado y que ha constatado que la música de Ripollés sirvió también de base para que el sacerdote Tomás Bellpuig (Barcelona, 1879 -1935) escribiera en el año 1932 los gozos a la Virgen de la Cinta, patrona de la ciudad de Tortosa.

Es una significativa novedad que aparece meses más tarde de que el prior de la basílica del Lledó, mosén Josep Miquel Francés, llevase a cabo en el archivo del Corpus Christi de València el hallazgo de la instrumentación original del maestro Vicent Ripollés de los gozos castellonenses para orquesta sinfónica, con la aparición de la partitura directorial y de las diversas particellas instrumentales. La armonización está concebida para violines primeros, violines segundos, violines, violoncellos y contrabajos, en la cuerda, y de flautas, clarinetes, fagotes, oboes, trompas y trombón, en los vientos. También se ha hallado la armonización para coral masculina con la presencia de tenores primeros, segundos y barítonos y el manuscrito de Revest con las estrofas poéticas para el sacro canto, que se encuentra en la Universitat Jaume I (UJI).

En la profundización investigadora que lleva consigo tan importante hallazgo se recabó la colaboración del director y compositor Salvador Sebastiá, para que analizase la obra de Ripollés y Revest con vistas a disponer de una edición analítica autorizada por un músico que une a sus condiciones de destacado director las de buen conocedor de la armonía y compositor. Fue el maestro Sebastiá quien informó a este cronista de la presencia de los gozos en honor de la tortosina Virgen de la Cinta, que tenían la misma música de los castellonenses, aunque la armonización instrumental que allí se conoce era simplemente la de acompañamiento de órgano, la que asimismo siempre había sido habitual en Castellón, pues no hay noticia documental de que els goigs de Revest y Ripollés se interpretaran con acompañamiento orquestal. En estudios realizados por músicos catalanes, que se han visto publicados en internet y están al alcance de cualquier usuario, se pueden comparar las partituras de ambas obras y se ven que coinciden perfectamente con las de los gozos castellonenses, con las mismas estructuras, notas y tonalidades.

Los gozos de la Cinta gozan de un gran predicamento en la ciudad de la ribera del Ebro y se han grabado por la coral Estudi de la catedral tortosina (con voces masculinas y femeninas, como la transcripción que hiciera Juan Ramón Herrero de los originales de Castellón y L’ordre Estudi Estrofe». Sendos registros pueden escucharse vía informática en Youtube, pozo sin fondo de tanta información de todo tipo, pero singularmente musical.

100 años de los gozos

Los gozos castellonenses se dan a conocer en 1917, cuajándose en su inicio, no sin cierta polémica, por el hecho de estar escritos en valenciano. Muy pronto alcanzan un gran predicamento popular, sobre todo desde su interpretación en 1924 con motivo de la coronación canónica y pontificia de la Lledonera de manos del cardenal Vidal y Barraquer, como patrona de Castellón, año en el que la imprenta Armengot realizó una primorosa edición de los textos y parte de las partituras de los gozos de la patrona de la ciudad. Desde entonces, han sido referenciales en todas las grandes celebraciones sacras que se dedicasen a la devoción de la Mare de Déu del Lledó, siendo objeto de privilegiada interpretación por todas las corales castellonenses.

En cuanto a registros fonográficos se llevaron a cabo dos, unos en 1966, con motivo del sexto centenario de la Troballa de la Mare de Déu, y otros en 1983, en una edición auspiciada por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Castellón, interviniendo en ambas la Schola Cantorum de Castellón bajo la dirección de Rafael Roca, estando al órgano en el primer registro el sacerdote Ramón Royo y, en el segundo, el maestro Alejandro García. Ambas grabaciones fueron trasvasadas posteriormente a disco compacto. Todas estas ediciones, las dos primeras en vinilo y las segundas en cedé, se encuentran completamente agotadas, constituyendo rarezas para coleccionistas.

Inexplicable utilización musical

Tal vez el sacerdote barcelonés y el castellonense se conocieran cuando este último, en 1893, fue nombrado maestro de capilla del seminario de Tortosa donde estudiara Bellpuig por aquellas fechas o, posteriormente, cuando Ripollés ocupó la plaza de director musical en la catedral tortosina. Es una época muy interesante de la biografía del canónigo castellonense porque fue precisamente en Tortosa donde conoció al que sería su maestro y amigo y gran reformador de la musicología española: Felipe Pedrell. Lo que sí desconocemos fueron las causas por las que mosén Vicent Ripollés permitió (si es que lo hizo) en 1932 que se usara su música para que el presbítero catalán le adjudicara una nueva letra dedicada a la patrona de Tortosa, a la partitura que originalmente se escribió para la Mare de Déu del Lledó de Castellón. En ese momento Ripollés andaba muy enfrascado en sus investigaciones musicológicas y en la labor de maestro de Canto Coral Litúrgico en la catedral de València.

Que la obra con la música de los gozos castellonenses alcanzó un gran éxito en Tortosa lo demuestra el hecho de que se editaron una gran cantidad de estampas con los textos de Bellpuig, de los que quien esto escribe ha podido constatar hasta ocho. Este sacerdote fue un poeta sacro muy prolífico. A él se adjudican las letras de diversos gozos, que promueven la devoción popular y también novenas. De goigs se conocen los referidos de la Mare de Déu de la Cinta (1932); los de la Mare de Déu de l’Aldea, venerada en el término de Tortosa, y los dedicados a la Mare de Déu de Montserrat, venerada por los tortosinos en su nuevo santuario de la avenida de Mig-Camí (1933). De novenas tenemos referenciadas dos: una, la que publica a Lo Beat Francesc Gil de Federic. Vida i martiri. Novena-Goigs (1919), y otra, la Novena a Madona Santa María de la Rápita, venerada en la clausura de las Monjas Sanjuanistas de Tortosa (1922).