La Navidad es sinónimo de reencuentros, de solidaridad y también de deporte. Y si no que se lo pregunten a las decenas de personas que ayer participaron en la octava edición de Patinadal, una actividad no competitiva dirigida a los aficionados de esta disciplina.

Organizado por el Ayuntamiento de Castelló, a través del Patronato Municipal de Deportes, decenas de aficionados de todas las edades, muchos de ellos vestidos con motivos navideños, se sumaron a una iniciativa que recorrió las principales calles del centro de la ciudad. En total, 4,4 kilómetros, desde la plaza de España hasta Cardona Vives. Una vez finalizado el recorrido, se realizó un sorteo con regalos para los participantes, la mayoría escolares acompañados por su padres.

Y del deporte a la religión. Dicen que la fiesta comienza en un pesebre, y ayer en Castelló la parroquia de la Sagrada Familia realizó su belén viviente. Sobre el altar, una treintena de niños del curso de iniciación cristiana que, acompañados por el coro juvenil de la iglesia de la Sagrada Familia, recrearon cada una de las escenas que marcaron el nacimiento de Jesús. Tras la representación, que tuvo lugar la misa, los miembros de la parroquia organizaron un mercadillo para recaudar fondos y financiar la restauración de las pinturas del templo de la ronda Magdalena.

También por la mañana, la Banda Municipal de Castelló, que dirige Marcel Ortega, ofreció un concierto en el Auditori, cuyo momento culminante fue el estreno la obra In blood we trust, encargada por banda al compositor manacorí F. Xavier Gelabert i Muntaner. Se trata de una gran sinfonía para banda, octeto vocal y electrónica que reflexiona sobre el valor y la fragilidad de la convivencia democrática.