Que nadie se lleve a engaño. El fútbol es el juego por excelencia en Castellón. Es el más popular. El que más pasiones despierta. El que más espectadores arrastra. Para algo en la provincia hay más de 15.000 futbolistas federados. No tiene competencia. ¿O sí? Mejor preguntrarlo a todos aquellos que le dan a los videojuegos. Y no son uno, ni dos, ni tres... Miles de adolescentes de la provincia han encontrado refugio en la realidad paralela que le proporcionan juegos virtuales como Fortnite, la última bomba. Es lo que hay. Es el entretenimiento del momento. Pero no es el único ni, mucho menos, el primero. Porque en Castellón hay un puñado de juegos y disciplinas deportivas que llevan décadas, incluso siglos, implantados. Y eso que su supervivencia no es nada sencilla. ¿Pueden una pelota y un guante, unas birlas o unos palomos competir con la potente industria del fútbol o de la maquinita japonesa? Fácil no lo tienen, pero los juegos que llevan el ADN de Castellón continúan ahora vivos. Y coleando.

La pilota valenciana, la colombicultura, las birlas, el tiro y arrastre, las carregudes de joies, el boli-dali... son algunas de las aficiones que en la provincia llevan practicándose desde hace décadas. Algunas son más populares. Otras son más desconocidas... pero a todos los que las practican les une el mismo objetivo: intentar atraer a muchos novatos que nunca han bebido de estas tradiciones populares. De eso depende su futuro inmediato.

Pilota valenciana: un deporte con más de siete siglos de historia

Es el deporte autóctono por excelencia y también el más antiguo. Para algo tiene más de siete siglos de historia. Pueblos tan diversos como los egipcios o los japoneses ya la practicaban, aunque aquí no sería hasta la llegada de Jaume I cuando aparecerán las primeras referencias de un deporte en el que dos o más contrincantes forman dos equipos que compiten lanzando una pelota, golpeándola con la mano desnuda o con ligeras protecciones. Así de sencillo.

Después de años condenada al ostracismo, la pilota valenciana ha vuelto a resurgir. Y lo ha hecho gracias al impulso que se ha dado a este deporte en la escuela. «La pilota, sin duda, se encuentra en buen momento y la clave está en que cada vez hay más niños y niñas que conocen y practican este deporte», apunta Lluís Ramos, pilotari, profesor universitario de Jocs i Esports autòctons y, además, secretario del Club Pilotari Castelló, una entidad que preside Noemí Torrijos.

La enseñanza de la pilota valenciana es obligatoria en colegios e institutos y, además, todos los centros educativos de nueva construcción están obligados por ley a contar con instalaciones en las que se puede practicar pilota. «La consecuencia de todo eso, junto a programas como Pilota a l’Escola, es que están aumentando los jugadores», explica Ramos. En Castellón, y según datos de la Federación de Pilota Valenciana, ya son 75 los federados, de los que uno de ellos es una mujer: Carmen de Castelló. En el conjunto de la Comunitat los federados son 1.716.

La pilota vive un buen momento en Castellón (hay más de una docenas de clubs y solo en la Escuela municipal de pilota de Castellón asisten más de 50 niños) y uno de los retos a los que se enfrenta este deporte es conseguir llenar los trinquetes. Y llenarlos de gente joven. «Todavía cuesta y el objetivo es que las partidas se realicen en viernes por la tarde o durante el fin de semana. Ahora la mayoría se juegan de lunes a jueves, cuando la mayoría de los posibles asistentes está trabajando», describe el secretario del Club Pilotari Castelló. Otro reto es recuperar las modalidades autóctonas: el frare y el rebot.

Colombicultura: uno de los deportes más desconocidos

De la colombicultura todo el mundo sabe poco o muy poco: que es un deporte tradicional originario en la Comunitat Valenciana y que en una suelta se valora el instinto del macho para atraer a la paloma mediante sus armas de seducción. Nada más. Casi nadie conoce que esta tradición cuenta en la provincia con 735 licencias federativas, que cada año se celebran decenas de concursos oficiales entre campeonatos comarcales, provinciales y autonómicos (este año el campeonato provincial tendrá lugar en la Llosa) y que el número de clubs asciende a 54. O dicho de otra manera: en cuatro de cada diez municipios de la provincia la colombicultura resiste. Nules, Vila-real, Onda o Les Alqueries son algunos de las localidades con más aficionado. «Es una afición que, por lo general, se transmite de padres a hijos y que ahora intentamos acercar a los más pequeños a través de actividades en los colegios», explica Jacinto Mesado, delegado provincial de la Federación de Colombicultura de la Comunitat, que asegura que cada vez la presencia de la mujer es más importante. «Hay aficionadas en Nules y Burriana y, de hecho, Castellón es la provincia valenciana donde hay más más mujeres colombaires».

La columbicultura está rodeada de mitos (dicen que hay palomos que cuestan más de 10.000 euros), pero lo que realmente busca un auténtico aficionado es criar sus propios palomos. Entrenarlos (hay colombaires que tienen más de 150 animales) y convertirlos en ganadores. «Para eso hay que tener una buena infraestructura», apunta Mesado. El colombaire de siempre cuida hasta el último detalle de su palomar, por eso, los robos son como una puñalada en el corazón. «Es lo más lamentable y no entendemos las razones», sentencia Mesado.

Tiro y arrastre: una afición cara y también muy sacrificada

En valenciano se llama tir i arrossegament y es otra práctica deportiva de gran tradición en Castellón. Consisten en que un caballo cargado con un carro de sacos de arena recorra entre 50 y 60 metros sobre una pista de arena en el menor tiempo posible, aunque no se puede exceder de 5 minutos. Durante el recorrido es obligatorio que el animal se detenga hasta tres veces, momento que se aprovecha para aumentar la carga, peso que puede llegar hasta dos veces el del caballo. En Castellón la modalidad más arraigada es el tir al barquet. «Hay muchísima gente que no conoce lo que es esta tradición y la critica sin tener ni idea», asegura Andrés Serrat, aficionado de Benicarló y vicepresidente en la provincia de la Federación Valenciana de Tiro y Arrastre.

En el tiro y arrastre el caballo es todo y, además, mantenerlo es caro. «Trabajamos para los caballos. Esto es un capricho y, además, un capricho caro», describe Serrat, que entrena a diario a sus animales para participar en las competiciones. «Para iniciarse en este deporte lo más importante es tener un caballo. Eso sí, esta es una afición muy sacrificada pero muy bonita que se mantiene viva en muchos municipios. Benicarló es uno de ellos, donde cada vez es más popular», dice.

Birles: la mayoría de jugadores supera actualmente los 60 años

Un rectángulo en el suelo de siete metros de largo por dos metros de ancho ya es un campo de juego. Un campo para jugar a las birlas, otro juego tradicional que en Castellón se mantiene vivo gracias, entre otros, a un grupo de jugadores del grupo Reyes de Castellón y a los concursos anuales que organizan municipios como Benassal, Sant Joan de Moró o Cervera. «Es un juego que tiene más de 600 años de antigüedad y que se va manteniendo», cuenta Juan José Trilles, delegado en Castellón de la Federación de Juegos y Deportes Tradicionales de la Comunitat. Durante años este juego ha corrido peligro porque hubo un corte generacional (la mayoría de jugadores tiene más de 60 años) y el objetivo ahora es luchar por sobrevivir en un mundo que se entretiene a golpe de click.