Las primeras impresiones del año citrícola --que se desarrolla de septiembre a septiembre-- son positivas, aunque hay algunos detalles sobre los que el sector expone sus cautelas.

Plagas

Uno de ellos es la incidencia de las plagas, con especial atención al cotonet. Ya hace años que se localiza en campos de toda la provincia, con una especial afectación en la comarca de la Plana Baixa, pero es a partir de este 2020 cuando no hay posibilidad de tratarlo con productos fitosanitarios que incluyan el clorpirifós como principio activo. Las principales organizaciones agrarias se manifestaron en verano por este motivo, al considerar que la prohibición de la Unión Europea les deja indefensos ante una merma de la producción, y sin la posibilidad de lograr una prórroga hasta dar con un tratamiento alternativo que aporte garantías.

El propio documento de aforo de la Conselleria hace referencia al Delotoccoccus aberiae --nombre científico de esta amenaza-- y añade que se ha «detectado en comarcas colindantes como Plana Alta y Alto Mijares». Además, reconoce que la plaga «se está extendiendo y puede producir la depreciación de la fruta en las parcelas afectadas», si bien afirma que hay «una generalización de los tratamientos para controlar los ataques».

Ante la situación, las asociaciones de agricultores de Nules y Vila-real han dado a conocer la elevación de un escrito ante el Defensor del Pueblo, en el que exponen la necesidad de la toma de medidas ante el cotonet. El presidente del colectivo de Nules, Pepe Montagut, considera que los agricultores «tienen el derecho de conocer en que situación nos esta dejando la administración». La principal petición que formulan es la posibilidad de una autorización excepcional de tratamientos a base de metilclorpirifós, como forma de controlar la plaga. Entre los argumentos expuestos está el riesgo de expansión a otras comunidades , lo que justificaría el uso de los fitosanitarios no autorizados.

Un 'brexit' duro

Las negociaciones entre la Unión Europea y el Reino Unido para formalizar las transacciones comerciales a partir del 1 de enero preocupan al sector citrícola. El británico es uno de los principales destinatarios de los agrios castellonenses, y la falta de un acuerdo implicaría unos aranceles de hasta el 16% para las clementinas. Desde la Asociación de Exportadores de Castellón (Asociex), advierten de los efectos negativos por esta carga impositiva para cerca de 300.000 toneladas al año. Un panorama preocupante que no se detecta a corto plazo, pero que será una realidad en el 2021, justo en mitad de la temporada.

Otro mercado interesante que vuelve a perderse es el estadounidense. La imposición de aranceles de hasta el 25% por parte de la administración Trump se mantiene, a pesar de que las causas que lo motivaron ya han desaparecido. Antes de esta barrera de los EEUU, las cantidades exportadas por Castellón eran poco significativas, pero se veían como una posibilidad para diversificar la salida al exterior. Rusia se perdió a consecuencia de tensiones políticas, y Asia está demasiado lejos para que sea capaz de compensar los países en riesgo.

Meteorología

La evolución del tiempo será, como de costumbre, otro de los focos de atención. Por el momento, en Castellón se ha detectado una escasez de precipitaciones en las últimas semanas, por lo que los calibres en estos compases están por debajo de lo deseable. Aún así, esperan que esta incidencia sea puntual, y el cielo acompañe a las esperanzas depositadas en esta campaña.