El 35% de los compradores de viviendas de Castellón no tiene su hogar aquí, sino que reside en otras provincias; y un mínimo porcentaje, en el extranjero. Del total de pisos vendidos durante el 2016, que ascienden a 6.841; un 82,6% correspondería a compradores con residencia en España, 6.792, (5.613 españoles y 1.179 extranjeros) según la estadística anual publicada ayer por el Ministerio de Fomento, en base a operaciones notariales. El resto, solo ocho, correspondería a ventas internacionales de extranjeros que residen fuera de España --únicamente ocho contabilizados--; y en 41 casos no se especifica el origen.

¿Desde qué provincias eligen Castellón para comprarse una casa? Partiendo de que es un uso turístico y residencial, porque su hogar habitual consta en otra zona del territorio, los que más viviendas adquirieron en Castellón el año pasado, proceden de Valencia, Teruel, Madrid, Barcelona y Tarragona. En la infografía se aprecian que se produjeron transacciones de casi todas la provincias, si bien en muchos casos solo se dio una operación.

Según este informe estatal, en Castellón la compra de pisos avanzó, un 9,9% más en un año, pero a un ritmo más lento que en la Comunitat, con un alza interanual del 13,4% más (con 18.962 ventas); y que España, un 13,9% (con 457.689).

LOS EXTRANJEROS RESIDENTES COMPRAN MÁS

Otro dato significativo es que el perfil que más incrementó la demanda de vivienda de Castellón durante el 2016 fue el de extranjeros con residencia habitual en España: 1.179, con un incremento del 17,7%, prácticamente, el doble que las compras por parte de los de nacionalidad española, 5.613, mayoría, pero donde solo se dio un avance del 8,1%.

Las 6.841 ventas de viviendas en Castellón en 2016, según Fomento, son muy similares a la cifra que ya publicó Mediterráneo, del informe del Colegio de Registradores de la Propiedad, que las cuantificó en 6.841 viviendas y el mismo incremento en 12 meses.

La provincia suma cuatro años de compraventa al alza, con la cifra más elevada desde el 2012, con 6.975 transacciones. En el caso de España, habría que remontarse más atrás, al 2010.