Tomar las medidas de control que consideren las autoridades, pero tratar de salvar el verano. Esta es la petición que realizan los empresarios turísticos de Castellón, y las expectativas que manejan algunos de los principales destinos turísticos, ante el temor de que hoteles y locales de restauración no puedan reabrir hasta el mes de noviembre.

El presidente de la Confederación de Empresas Turísticas de la Comunitat Valenciana (CET) y vicepresidente ejecutivo de la patronal provincial Ashotur, Luis Martí, señala que los negocios del ramo «no se resignan a dar por perdida la temporada», y prefieren una campaña estival a medio gas que la imposibilidad de generar ingresos en el sector más azotado por el coronavirus. Estas empresas fueron las primeras en echar el cierre, y ya se anunció que serían las últimas en poder levantar la persiana.

Desde la confederación expresan que el turismo «no quiere ser una excepción y solicita un plan de recuperación de la normalidad, progresivo y controlado, que le permita sobrevivir a esta crisis». En juego hay una previsión de pérdidas de 124.000 millones de euros en el conjunto nacional, según los datos de Exceltur, de los que 3.100 corresponderían a Castellón. «Algo que también afectaría al mercado de trabajo», ya que si esta situación se extiende hasta el otoño «será imposible encontrar personal cualificado», tal y como detalla Martí.

Para la organización empresarial, «imponer el cierre hasta el momento incierto de una futura vacuna que erradique del todo la pandemia es condenar a la quiebra a muchas empresas, y abocar a todos nuestros trabajadores a la precariedad y el consiguiente abandono paulatino de nuestro sector». Que además tiene un peso muy importante en la economía de muchas localidades.

ELECCIÓN / Martí aboga porque las administraciones planteen unas condiciones de seguridad, como el aforo en espacios cerrados, el uso de zonas comunes en hoteles o las medidas de separación entre mesas de restaurantes. «Habrá casos en los que los empresarios consideren que no pueden asumir estas condiciones, pero que al menos puedan elegir», mencionó. Del mismo modo, la CET mostró su solidaridad tanto hacia los que quieran abrir como a los que no, y en ambos casos «deberán contar con la colaboración de las administraciones y poder acogerse a todas las ayudas que articule el Gobierno».

Por otro lado, Castellón quiere jugar sus bazas para minimizar un impacto que ya es inevitable para el 2020. Por un lado, la mayor parte de sus visitantes son nacionales, por lo que este segmento no estará afectado por una drástica reducción del tráfico aéreo que no remontará hasta finales de año. Para Luis Martí, «la provincia cuenta con un peso importante del interior y de destinos poco masificados», algo que cotizará al alza entre turistas que deseen salir de meses de confinamiento, pero quieran evitar grandes concentraciones de personas. «Es una oportunidad que se nos abre», mencionó Martí.

Desde la CET destacaron que el turismo «es muy diverso y plural; dentro de él se encuentran restaurantes, hoteles, bares, campings, agencias de viajes, locales de ocio nocturno, campos de golf, balnearios, estaciones naúticas y un largo etcétera. Sus realidades pueden ser muy diferentes entre sí. Y por eso, una medida de cierre general e indiscriminado, no sería razonable».

EXPEDIENTES DE EMPLEO / En cuanto a la evolución de los expedientes de regulación temporal de empleo, la gran mayoría corresponden al sector Servicios, especialmente en la hostelería. Son 22.121 los trabajadores de este campo en Castellón cuyas empresas tienen resueltas las tramitaciones, lo que supone el 77% del total. Las solicitudes de ERTE son 7.231, para un total de 37.018 asalariados, según los datos facilitados por la Conselleria de Economía desde el 12 de marzo.