Gel hidroalcohólico, señalizaciones en el suelo, mamparas y control de aforo en las zonas comunes han marcado el primer fin de semana de temporada alta turística en Castellón, en un verano atípico marcado por el covid-19. Los hoteles presentan un aspecto diferente tras su reapertura, pero hay cosas que no cambian. Lo más destacado es la persistencia del visitante nacional.

El presidente de la asociación hotelera castellonense Altur-Hosbec, Alexis de Pablo, menciona que la provincia «cuenta con un tipo de turista muy fidelizado, que sigue viniendo principalmente del centro de España, Cataluña, Aragón o la propia Comunitat». Una versión que coincide con la manifestada por el vicepresidente ejecutivo de la patronal turística provincial Ashotur, Luis Martí: «En este aspecto, hay pocos cambios en esta temporada de verano, con un cliente que es de origen nacional y que suele acudir a nuestra provincia desde hace muchos años».

A diferencia del modelo turístico de Canarias, Baleares o la Costa Blanca de la Comunitat, que contaban con un elevado porcentaje de alojados procedentes de otros puntos de Europa, la costa de Castellón mantendrá un perfil de bañista similar al de las campañas estivales pasadas, si bien las agrupaciones empresariales reconocen que la ocupación será muy inferior por el inevitable efecto de la pandemia en las reservas. «Por el momento en julio estamos sobre el 50-55%, pero con muchas diferencias según los casos, ya que hay quien está al 25% y otros alcanzan un porcentaje más elevado, de en torno al 60%», apunta. También detalla que las llamadas para reservar aumentan a medida que reabren los establecimientos, sobre todo, en las poblaciones del litoral castellonense, «aunque si antes se resolvían en 10 minutos, ahora la media es de 25, porque realizan muchas consultas».

El fenómeno de la última hora volverá a ser determinante, por lo que aún no hay previsiones para agosto. Martí reconoce que el mes de mayor ocupación «sigue incierto, porque en estos momentos son pocos los que cierran tratos con tanta antelación». Espera un resultado aceptable, pero a la vez todos tienen en cuenta que la caída será muy elevada respecto a estos años atrás. En muchos casos, la rentabilidad del verano dependerá de tener unas ocupaciones mínimas, por lo que la mirada de los empresarios sigue puesta en empezar a reducir pérdidas a partir del 2021.

DISPONIBILIDAD / Transcurridos los primeros días de julio, la capacidad hotelera de Castellón ronda el 70%, a la espera de que antes del fin de la quincena abran otros establecimientos en función de lo que pase en agosto. El hecho de que la mayoría de turistas pueda venir en coche --incluidos los del sur de Francia-- es un factor que explica un porcentaje tan alto, en comparación con el 50% de puntos como Benidorm.