Algo se mueve en el interior de Castellón. El turismo rural sigue con el goteo de reservas y la ocupación de segundas residencias está animando la demanda de la hostelería, necesitada de más clientes que los del propio municipio. Las escapadas de castellonenses a la casa del pueblo o de la familia, desde Morella a Montanejos, Vistabella o Navajas, entre otros, contribuyen a reactivar la economía con un pseudoturismo de proximidad.

El presidente de la Asociación de Turismo Rural (ATR) de Castellón, Joaquín Deusdad, manifiesta que «se ha notado mucho la ocupación de las segundas residencias. Todos se han ido al pueblo el fin de semana». Este ligero incremento temporal de habitantes ha alimentado la demanda de la restauración. «En un municipio de apenas 400 habitantes, podías ver ayer hasta 20 personas tomando algo en el bar», cita.

Con todo, aún no se quedan largas temporadas y el reto es la movilidad interprovincial. «Castellón es pequeña y nos faltan clientes de otros territorios. Esperamos que todos reserven y vengan a principio de julio. Ahora hay negocios a los que aún no les sale a cuenta y es inviable abrir con plantillas grandes. Falta el turismo nacional, los banquetes anulados, etc. El extranjero no implica tanto, apenas un 5% para el interior», concreta. En el caso de los alojamientos turísticos, «va a triunfar la demanda de casas y hoteles singulares, con piscina privada o municipal con acceso público», detalla.

El atractivo de utilizar las playas fluviales (ríos, pozas, embalses, como la Fuente de Baños de Montanejos o el Salto de la Novia de Navajas) estará sujeto a la seguridad del covid-19. La Guía de Turisme Comunitat da consejos al respecto. «Pero para los pueblos pequeños será complicado controlar a los bañistas y el aforo en cualquier río. Se precisarán más medios», indica Deusdad.