Los dos sindicatos con representación en el sector del azulejo acordaron ayer dar su visto bueno definitivo al nuevo convenio, cuya negociación finalizó el pasado 31 de julio, pero que estaba pendiente de que las asambleas de UGT y CCOO lo ratificaran. El acuerdo garantiza la estabilidad laboral de algo más de 16.000 trabajadores de Castellón y la paz social en una de las ramas claves de la economía provincial.

Fuentes de ambos colectivos confirmaron a Mediterráneo que los encuentros, en los que participaron decenas de enlaces sindicales, dieron como resultado un «sí mayoritario» de los trabajadores a las condiciones pactadas con la patronal Ascer. El líder de UGT en Castellón, Francisco Sacacia, informó de que ahora solo falta la redacción definitiva del texto antes del trámite de la firma, que Ascer prevé celebrar a lo largo del mes de septiembre.

SUBIDAS DEL 2,5%

El convenio prevé subidas salariales del 2,5% durante este año y los dos siguientes, unos incrementos sensiblemente mayores a los que regían el pacto laboral anterior, que se situaron entre el 0,5% y el 1,9% hasta final del 2017. No obstante, los sindicatos no lograron incluir finalmente una cláusula de revisión salarial para blindar las subidas de sueldo y equipararlas con el Indice de Precios al Consumo (IPC) en el caso de que este se sitúe por encima de los porcentajes fijados. A cambio, se incorporó otra figura legal llamada cláusula de intenciones, que supone que si los empleados pierden poder adquisitivo en los próximos tres años, se compensará en el siguiente convenio.

La patronal Ascer valoró «positivamente» el acuerdo por la «estabilidad que representa para las relaciones laborales del sector cerámico durante los próximos tres años», así como «por haber mantenido la duración de la jornada de trabajo».

Este último aspecto fue otro de los caballos de batalla de las conversaciones, hasta el punto de que el responsable de CCOO en la negociación, Jordi Riera, se mostró ayer «satisfecho» con el pacto alcanzado, pero reconoció que las condiciones de trabajo, que por ahora quedan intactas, son una «espina» que le quedó clavada. En este sentido, el preacuerdo fijó la creación de una comisión bilateral para analizar cuestiones como la reducción de la jornada y los turnos en un sector en el que actualmente se trabajan 1.776 horas anuales, por encima de las 1.748 del metal o las 1.736 de la construcción.

DIAGNÓSTICO CONJUNTO

Será la redacción definitiva del convenio la que fijará las características de este órgano. Entre ellas, la periodicidad de sus reuniones y la validez de las decisiones que en el mismo se tomen. Riera dijo confiar en que, en los próximos tres años, ambas partes sean capaces de elaborar un diagnóstico conjunto que permita facilitar un acuerdo a finales del 2020.

Tanto los representantes de los trabajadores como los empresarios celebraron que el acuerdo, que no estuvo exento de momentos de tensión, fue posible «a través del diálogo» y sin necesidad de grandes movilizaciones por parte de los sindicatos. Únicamente hubo una protesta el 21 de junio, momento en el que la negociación estaba paralizada y tras la que UGT y CCOO llegaron a amenazar con la convocatoria de una jornada de huelga.