Investigadores del grupo Ecofisiología y Biotecnología de la Universitat Jaume I han participado en un estudio que revela cómo la biodiversidad agraria es una herramienta efectiva para combatir las plagas y los efectos del cambio climático. Las conclusiones demuestran que la conservación de variedades tradicionales mejora los efectos del déficit hídrico y los daños provocados por la araña roja. Esta especie es capaz de infestar casi todo tipo de cultivo, como tomates o cítricos, y su efecto nocivo se agrava en condiciones de sequía. La investigación se ha publicado en la revista Frontiers in Plant Science.