Las maquetas y los planos colocados por el Ayuntamiento en el entorno de la Plaza Mayor, sitúan al buen observador en la evolución y primeros tiempos de la ciudad. Como hace algunos años de ello, me ha dado tiempo para pasar unos ratitos intentando descifrar los mensajes que esos planos nos envían. Algo que no sé definir sitúa mi atención en la calle de Caballeros, una de las más representativas del antiguo Castellón. Y puede que sea la que menos ha cambiado últimamente. Con el mismo trazado, figura ya en aquellos antiguos planos de la ciudad como en el siglo XIII en que en la parte norte de la Iglesia Mayor aparece una calle con tres manzanas desiguales que terminan en las murallas.

Y en los planos se advierte que no aparece todavía la calle de Enmedio, cuyo trazado quedaría como extramuros. Desde la iglesia, la calle de recto trazado termina en las murallas en la hoy plaza de las Aulas, cerca de la correspondiente torre de tiempos pasados.

DE LA HIERBA. En su tiempo, busqué y encontré a un vecino que por esa calle correteó hace casi cien años. Se trata de don Juan Guallar Segarra, que había nacido el 30 de julio de 1918, hijo de José Guallar Lluch y Matilde Segarra Gual, mi primer médico de cabecera y su esposa a la que yo obsequiaba cada año por estas mismas fechas con un calendario de Armengot para su salita de estar en la calle de Enmedio. El hermano de Juan, llamado José y también médico, había nacido tres años antes, en 1915.

Bueno, pues Juan Guallar fue el que me habló por primera vez de la plaza «De la Hierba», donde se establecieron los mercados de verduras, frutas y alfalfa verde como una ampliación triangular de la actual calle Colón, que entonces se llamaba de Zapateros. Allí se iniciaba la calle que recibió otros nombres desde su fundación, siendo la primera con la coexistencia de ciudadanos judíos y árabes, con los cristianos conquistadores y primeros pobladores. De eso también mostró sus amplios conocimientos el erudito José Ramón Magdalena Nomdedéu desde su libro Judíos y Cristianos ante la Cort de Justicia de Castellón. Por su parte, ya Pedro III El Grande, hijo del Rey Don Jaime I, concedió permiso a judíos de Biar para asentarse en lugares de la Plana como Vila-real y Castellón, haciéndolo en pequeño número, pero con tanta importancia social que uno de ellos, Salvador Vidal, fue nombrado batlle de la ciudad, alcalde de entonces.

Don Juan Guallar me explicó también que la calle de Caballeros, desde su inicio en la parte ensanchada de la calle Colón hasta su terminación en la plaza de las Aulas, estaba cerrada por la calle de San Luis. Y que en plan de callejeo funciona como un cul de sac, ya que la calle es casi usada solamente por habitantes en ella, pues el resto usamos más las paralelas calles de Mealla o Enmedio si es por el oeste, y la calle Mayor si es por el este.

LA LONJA. También el doctor Guallar me habló ampliamente del edificio de la antigua Lonja, ya en la esquina con Colón (ahora ocupada por la UJI), con sus columnas y arcos, construida en el siglo XVII en la antigua casa de los Gumbau como lonja y almacén del cáñamo que se tenía allí para su venta y control. La antigua Lonja mantenía su antiguo estilo para ser usada como lugar de negocio de una tienda de diversos productos textiles. Y me aseguró que la fachada a dos calles sigue adornada con las pinturas del pintor Oliet, que están casi como el primer día.

Como muy de pasada, teniendo en cuenta que aquel día solamente tomamos un café, el doctor Guallar me habló de la casa del Marqués de San Joaquín y Barón de la Puebla, que se usó algún tiempo como imprenta del Diario de Castellón, también de la tienda de Aniceto en la esquina con la calle Cervantes, con tantos atractivos para la muchachada por sus golosinas. En el número 21 estaba la casa construida por su abuelo Francisco Segarra Boix, uniendo dos casas contiguas de una nave cada una. La otra era la de la familia de mossén Pachés, de tanto renombre en la historia del Lledó. Después, la familia del periodista Jaime Nos. Al final de la manzana, el Museo Provincial. Y junto a la calle de Gracia, la expendeduría de vinos y licores de Marino Ferrer, primer distribuidor en Castellón del Licor Carmelitano. Y a lo largo y ancho de la calle, muchas familias ilustres. La de Breva, tan ligada a la Caja de Ahorros, con su poderío en toda la provincia, la de Miquel Peris, la vivienda de los Ros de Ursinos, el local de Fomento Agrícola, la de la popularísima Conchitín Gironés. Y no podemos olvidar el gran caserón de Ramón Serrano Suñer, tampoco el lugar donde Josep Pascual Tirado escribió la mítica obra Tombatossals. Y ese grupito de personas pintorescas en el que destacaba María ‘de les pintetes’…

Falta recordar que el médico neumólogo Juan Guallar fue también inspector de Balnearios, se casó el 10 de mayo de 1948 con la dama valenciana María Petra Ballester Baynes. Del matrimonio nacieron sus hijos, Elena, el también neumólogo Juan, después Cristina, Margarita, el farmacéutico Rafael, José Pedro, el médico, y Verónica.

Don Juan Guallar Segarra falleció en Castellón el 29 de septiembre de 2009. Tuvo tiempo para contármelo todo.