En el corazón de Castellón, enfrente de la plaza Santa Clara, en la calle Pescadores... han aparecido carteles con fotografías de vaginas. Una parte de la anatomía femenina que no suele estar expuesta a las miradas ajenas, aunque, en ocasiones, incluso tampoco a las propias. Que suele aprisionarse dentro de la ropa interior, permaneciendo oculta incluso para quien la posee. Encontrarse cara a cara con el órgano del aparato genital mientras se pasea tranquilamente por el centro o se espera el autobús es algo que no ha dejado indiferente a los ciudadanos de la capital. Algunos asistían ayer entre estupefactos e incluso ofendidos por lo que definían como «una invasión no deseada del espacio público» sobre algo que consideraban que «debería formar parte de la intimidad».

«¿Qué hubiera pasado si en lugar de vaginas fueran penes?», se preguntaba un castellonense, advirtiendo de que por las vías públicas circulan también menores, que pueden estar viendo estas imágenes. Pedía que alguna autoridad tomara cartas en el asunto y retirara los opúsculos.

Carne, sangre, pelo y flujos a todo color, con mensajes alusivos e incitantes a la reflexión.

Las imágenes incluyen una pequeña leyenda en la que pueden leerse distintos vocablos, como menstruación y reflexiones alusivas, «els nostres fluids no són tabú, sinò natura i vida», clítoris, «camí cap a l’orgasme».

Se trata de una actuación firmada por el Col-lectiu Dones en Lluita. Este rotativo trató, sin éxito, recabar a través de este colectivo feminista los motivos por los cuales ha decidido colocar los pasquines en la calle, en fechas próximas al 8 de marzo, cuando se ha convocado una manifestación y una huelga por los derechos de la mujer en Castellón.

Una intervención que llega tan solo una semana después de que se inaugurara en la Bohemia la exposición Mánchate las bragas sobre el activismo menstrualMánchate las bragas sobre el activismo menstrual, en esta ocasión organizada por las alumnas de segundo curso del ciclo superior de Igualdad de Género del instituto Francisco Ribalta como trabajo final, para dar visibilidad a cómo se vive la menstruación y a los tabúes que surgen respecto a ella en la sociedad. Y además, después de celebrarse recientemente una cacerolada bajo el lema Fartes de la cuina. Surtim a trencar els perols.