Vinaròs recuperó el sábado la tranquilidad tras un viernes en el que se produjo un despliegue de las fuerzas de seguridad durante toda la jornada, que culminó con la detención de un joven marroquí de 24 años, como presunto colaborador con la célula yihadista que cometió los atentados de agosto en Barcelona y Cambrils.

Hasta la tienda de su tío, donde el detenido trabajaba desde hacía aproximadamente un año, abrió por la tarde después de haber permanecido cerrada toda la mañana.

La capital del Baix Maestrat amaneció con todo tipo de comentarios vecinales sobre el despliegue policial del viernes. Los clientes de la tienda que lo conocían, destacaron el buen trato que tenía con ellos. Así lo corroboró Lucía A., que solía ir de vez en cuando a comprar allí, especialmente el fin de semana. Señaló que su detención «me causó una gran impresión, porque era un chico atento del que nunca hubiera sospechado nada, pero también es cierto que ya no te puedes fiar de nadie».

También Mª José S. indicó que le parecía «imposible» que hubiera podido tener relación con yihadistas. «Solía estar él atendiendo gran parte del tiempo, y a veces su tío o más gente. Es cierto que nunca hablé mucho con él, pero era bastante amable con todo el mundo», aseguró.