José Allueva fue la persona que decidió qué número de lotería debía comprar el Centro Aragonés El Cachirulo de Reus. En Salou le dieron cinco opciones y se quedó con el 26.590. Azar, y muy buena suerte. Pero para que este aragonés señalara ese décimo, antes tuvieron que pasar muchas otras cosas. Esta es la crónica de cómo la casualidad, pero también la historia, han convertido la ciudad tarraconense en una mina de pequeños millonarios. Y de cómo toda esa fortuna ha dejado en Cataluña la mayor lluvia de premios desde el 2008. Ni más ni menos que 450 millones de euros, 320 de los cuales se quedan en esta ciudad de 103.000 habitantes.

Desde esa entidad, que cuenta con algo más de 200 socios, salieron 3.200 participaciones de cinco euros, cuatro por cada uno de los 800 décimos de las 80 series que les mandó la administración de lotería de Salou. Se gastaron 16.000 euros y la idea era arañar un euro por número para sufragar las cosas del centro.

El segundo primer premio más madrugador de la historia (lo cantaron a las 9.19 horas, nueve minutos después de iniciar el sorteo) también llegó a Salamanca, con 25 series (100 millones) en la administración de Carrefour. Buena parte se la llevó una escuela de judo, que vendió 200 décimos en papeletas de 5 euros. Y la administración que más décimos comercializó fue la que más premios dio. En Madrid, el Gordo de Navidad ha caído 80 veces y en 78 (con la de ayer) lo ha hecho en doña Manolita, que también entregó parte del segundo, el tercero, un cuarto y dos quintos.