La venta de viviendas a extranjeros, centrada en la segunda mano en el litoral, repunta este año en Castellón y, aunque menor, se convierte así en uno de los elementos que suman para que las transacciones de casas usadas se hayan elevado en el primer trimestre de este año a 1.254 viviendas frente a las 1.032 del mismo periodo del 2015, lo que representa un incremento del 21,5%, como informó Mediterráneo.

En el caso de las propiedades compradas por ciudadanos de otros países, han sumado 241 entre enero y marzo de este año --unas ochenta al mes--, lo que supone un modesto aumento del 4,3% sobre el ejercicio anterior.

Por otra parte y en lo que se refiere al valor de los inmuebles transmitidos a extranjeros en ese primer tramo del 2016, asciende a 17,6 millones de euros, prácticamente la misma cantidad que doce meses antes. La mayor parte, 17 millones, se corresponde con la adquisición de viviendas de segunda mano, mientras que la inversión exterior en obra nueva se limita a 600.000 euros.

La proporción entra en la lógica de que prácticamente no se edifica en estos momentos en la provincia, salvo en promociones muy puntuales o en casas unifamiliares en las que el promotor es, a la vez, el propietario.

Jordi Bombardó, gerente de JBM Servicios Inmobiliarios, empresa que trabaja sobre todo en Peñíscola, Orpesa y Castellón, confirma que la evolución en la venta de viviendas vacacionales a extraneros es “ascendente claramente”. Añade que en este año “se confirma la inquietud por informarse de la oferta y se cierran algunas operaciones más”.

En lo que se refiere a la nacionalidad de los compradores, Bombardó especifica que “en Orpesa y en Peñíscola, donde se centra la demanda, se trata sobre todo de clientes francófonos, algunos de ellos son, además, la segunda o tercera generación de familias que ya invertían aquí y ellos repiten la experiencia”.

El agente de la propiedad inmobiliaria señala que el factor precio sigue como crucial y está ahora “en un punto cero, después del ajuste muy, muy importante en los últimos años, que ha llegado incluso a más del 50%”.

Jordi Bombardó indica que, en este contexto, “las condiciones de financiación no ayudan, porque el Banco de España limita esa financiación a un 70% del precio a los ciudadanos extranjeros”. H