El pasado lunes, la imagen de un centenar de camiones haciendo cola para llegar al puerto de Dover, la mayor puerta de entrada y salida de mercancías al Reino Unido, encendía todas las alarmas. Era tan solo un simulacro, sí, pero también una prueba en miniatura de lo que puede ocurrir si se produce un brexit duro, pues por esa frontera pasan a diario más de 12.000 transportistas cargados con productos de ida y vuelta. Por el momento, la incertidumbre respecto a cómo se producirá la desconexión ya afecta a las exportaciones que las empresas castellonenses realizan a las islas británicas, cuyo aumento se ha ido moderando desde el 2016 (año del referéndum) hasta el crecimiento cero del 2018.

La evolución de las ventas de empresas de la provincia a la Pérfida Albión ayuda a entender los acontecimientos políticos y económicos del último decenio. Después de marcar un hito histórico el 2008 con unos ingresos de 590 millones de euros, los pedidos británicos se hundieron con la crisis y volvieron a caer en el 2012. Desde entonces, se inició una recuperación que fue fulgurante en el 2014 y 2015 (con crecimientos del 21 y del 18%) y que fue menos boyante el año siguiente, el del referéndum del brexit con un 5%. Desde entonces, la complicada negociación no ha hecho sino sumar dudas respecto al proceso, lo cual ha afectado a unas exportaciones que en el 2017 solo crecieron un 2,7% y que a lo largo del 2018 se estancaron (0%). Hasta octubre, los ingresos fueron de 300 millones de euros, una cantidad equivalente a la del año precedente.

TODOS LOS ESCENARIOS // El próximo martes la primera ministra británica, Theresa May, llevará al parlamento el documento que aprobaron los líderes de la Unión Europea a finales de noviembre. Es el texto del llamado brexit blando o, en palabras del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el «único acuerdo posible». Sin embargo, la mayoría de analistas coincide en que las posibilidades de que el acuerdo sea refrendado son escasas. Ayer mismo, el ministro británico de Exteriores llegó a amenazar a los diputados con paralizar la salida de la Unión Europea si el Gobierno perdía la votación.

En este contexto, no es extraño que el temor se extienda entre las compañías exportadoras. El presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) en Castellón, Sebastián Pla, pide a las empresas estar «preparadas para todas las posibilidades». «Reino Unido pasará de ser un socio intracomunitario a un tercer país, lo cual provocará cambios en la tramitación de los envíos y las compañías tendrán que adaptarse», puntualiza Pla.

Los sectores más expuestos a los vaivenes que se puedan producir en las próximas semanas son aquellos que tienen una presencia más consolidada en las islas británicas, es decir, azulejo y cítricos. En el primer caso, sus ventas representaron hasta octubre 148,7 millones de euros (es el cuarto mercado más importante del Tile of Spain), lo que supone un descenso del 0,67% respecto al mismo periodo del año anterior. Cara al futuro, la desconfianza es la tónica general, pues varios empresarios consultados temen que si la lira sigue con su devaluación por la inestabilidad, las baldosas serán más caras y los británicos podrían optar por comprar en países con precios más bajos por el coste de la mano de obra, como China.

El caso de los cítricos es similar. En el único mes de la actual campaña de clementinas del que hay datos (octubre), el descenso de las ventas fue del 19%. Aunque también ha podido influir la entrada masiva de cítricos del hemisferio sur, el Comité de Gestión de Cítricos (que agrupa a los exportadores) reconoció que este es uno de los aspectos que más les preocupa de la coyuntura actual. En este sentido, ya han mantenido reuniones con los ministerios de Agricultura y Economía y Empresa para analizar las consecuencias, pues se enfrentan a largas colas en aduanas y posibles aranceles. Más información en la página 51.