El uso de las nuevas tecnologías ha revolucionado el consumo de información. En muchas ocasiones lo ha hecho para bien, pues la inmediatez y viralidad que alcanzan ciertos contenidos beneficia que los consumidores conozcan al minuto cualquier suceso relevante que acontezca en el punto más recóndito del planeta, pero en otros casos esta velocidad perjudica a personas que no han autorizado la difusión de sus contenidos personales.

Es el caso del cirujano maxilofacial de Castellón, Luis Senís, protagonista durante esta semana de unos contenidos privados que se han difundido sin su consentimiento, con graves prejuicios tanto para su persona como para las que aparecían en estas imágenes. El doctor explicó a Mediterráneo, como ya se avanzó en la edición de ayer, que una red le drogó para robarle el móvil y difundir sus vídeos pornográficos con la idea de perjudicarle a nivel personal y profesional. Según detalló, el caso comenzó con el robo de su móvil personal tras drogarle «con una especie de burundanga». «Hackearon mi móvil y descargaron todos mis archivos y contactos. Hasta la policía está alucinando con este caso», admitió Senís. Tras las primeras horas de la publicación en este rotativo, la noticia tenía casi 30.000 lecturas en la web y más de 20.000 personas alcanzadas en las redes sociales.

Más allá de la falta de ética de quien comparte imágenes que implican a terceros en un material pornográfico o violento existe jurisprudencia que hace la práctica constituyente de delito.

Recordarán algunos lectores el caso de Olvido Hormigos, una concejala de Los Yébenes que sufrió en sus propias carnes cómo una persona difundió un vídeo erótico en el que ella aparecía y que la obligó a dimitir de su acta en el Ayuntamiento. En su caso, que saltó a las portadas en agosto del 2012, la Justicia nunca dio la razón a la ya exconcejala, que denunció por un delito contra la intimidad y la integridad moral a un futbolista acusado de la difusión del citado vídeo y al alcalde.

En el 2017, la sección segunda de la Audiencia de Asturias sí confirmó la condena a un año de cárcel para un exfutbolista del Real Avilés después de considerar probado que fue el causante directo de los daños psicológicos que sufrió su expareja tras el reenvío a terceros de un vídeo íntimo en el que aparecían ambos.

Otro caso en Castellón

También existe un precedente en nuestra provincia. Un castellonense fue condenado el pasado 2018 a tres años y medio de cárcel por grabar y difundir cómo dos chicas se besaban y mantenían relaciones sexuales en un baño de una discoteca gay de la capital. El joven se encaramó a la parte superior del servicio y las grabó con su móvil. Las imágenes de las dos mujeres, semidesnudas y manteniendo sexo, corrieron como la pólvora entre miles de personas de Castellón y de otros lugares de España. El vídeo se convirtió en viral en apenas unas horas.

Hasta julio del 2015 no era delito difundir imágenes de carácter íntimo. Ahora el contenido, lícito o no, que se propaga por redes sí es delito.