El sector del vino, históricamente uno de los hermanos pequeños del campo castellonense, comienza a pensar en grande. Las exportaciones hasta el mes de mayo duplicaron las del mismo periodo del año anterior y las bodegas vinculadas a la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vins de la Terra Castelló prevén que la buena campaña que se avecina extienda esos buenos números al resto del ejercicio.

El presidente de la IGP, Ismael Sanjuán, destaca que los caldos de la provincia son cada vez más conocidos en el extranjero gracias, en buena medida, a que los empresarios se han puesto las pilas en digitalización y promoción exterior. Las cifras del Instituto Español de Comercio Exterior corroboran que el trabajo realizado da sus frutos. Hasta mayo, las ventas a otros países ascendieron a 915.000 euros, mientras que en el mismo periodo del 2017 apenas significaron 453.000 € para el sector.

El ejercicio anterior se cerró con unas exportaciones de 3,5 millones de euros, debido a que estas se concentran mucho en los meses de noviembre y diciembre, con lo que la proyección es de rozar los siete millones de euros.

El crecimiento de los vinos made in Castellón, tanto en la provincia como en el exterior, es una constante, pues en el 2015 la facturación en el extranjero apenas suponía dos millones de euros.

BUENA VENDIMIA

Sanjúan confía en que al buen año contribuya la excelente vendimia que esperan las 12 bodegas de la IGP. «Con más lluvias en las últimas semanas hubiéramos tenido una cosecha mayor que en el 2017, cuando estuvimos en los dos millones de kilos de uva, pero a cambio la falta de precipitación mejora la calidad del producto», afirma.

Este ejercicio también prevén que una de sus grandes apuestas, los vinos espumosos realizados a base de macabeo y chardonnay, sigan el crecimiento y supongan ya el 15% de la producción.