Dice adiós con todo el dolor de su corazón porque si le dejaran seguiría trabajando en una de las profesiones más duras y peligrosas, pero que más satisfacciones puede dar a una persona. Arcadio Badenes (l’Alcora, 1952), inspector jefe de la Policía Nacional de Castellón y jefe de la Brigada de Seguridad Ciudadana, se acaba de jubilar tras 44 años de vocación de servicio, sacrificio y entrega hacia los demás. 44 años haciendo el bien. Pero se va, como siempre, con una simpática sonrisa en el rostro, porque quienes le conocen saben que sobre todo es «una excelente persona». El viernes, 30 de junio, Mediterráneo fue testigo de cómo recogía sus libros, sus fotografías y sus condecoraciones en un despacho aún en activo, porque Arcadio ha trabajado hasta el último minuto. Ahora se abre una nueva etapa en su vida: disfrutar de la familia y estar más tiempo con su mujer, Marisa Tirado; sus hijos y sus tres nietos. La vida sigue y llega un momento en el que, como en este caso, el descanso de la jubilación está más que ganado.

--¿Qué reflexión hace de estos 44 años en la Policía Nacional?

--Sinceramente, volvería a ser policía. Sin pensármelo dos veces. Ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Es cierto que durante estos años me he tenido que sacrificar mucho, quizá esto lo ha sentido más mi familia. Hubo una época en la que solo vivía por y para la Policía Nacional con el teléfono operativo las 24 horas. Es la vocación de servicio: Salvar una vida, colaborar para que la sociedad sea cada día mejor... ¡Son tantas cosas buenas las que me ha dado esta profesión! Me voy triste, pero con la satisfacción del deber cumplido, del trabajo bien hecho, de haber dado lo máximo de mí, el 100% durante 44 años. Esa sensación de volver a casa cada día y pensar en todo lo que he hecho bien, en haber ayudado a tantas personas... Esa sensación es mi recompensa.

--En la comisaría imagino que le van a echar mucho de menos...

--Seguro que más que ellos a mí, yo a ellos. Los voy a echar muchísimo de menos a todos porque cuando uno tiene el privilegio de trabajar con gente tan competente, con tanto nivel porque son muy profesionales todos, es magnífico. No miras el reloj, lo único que quieres es que el trabajo esté bien hecho. Puedo presumir de los policías que trabajan hoy en esta comisaría de Castellón porque están muy preparados.

--¿Cuáles han sido las situaciones más peligrosas que ha vivido?

--Han sido muchas. Pero solo dos veces me he visto frente a frente con una persona apuntándome directamente con un arma. Uno con una pistola y el otro con una escopeta de cañones recortados. Afortunadamente, estoy aquí para contarlo. Pero fue duro vivir esa experiencia en la que por un instante crees que la vida se acaba ahí, que vas a morir ya.

--¿Por qué decidió ser policía?

--Yo soy de l’Alcora, aunque a los 12 años me fui a vivir a Castellón. Mi padre tenía una fábrica de azulejos, se llamaba Els Viñals, y nadie de mi familia era policía. Nació en mí esta vocación, me gustaba la investigación, así que ingresé en la Academia de Inspectores de Madrid y en 1973 entraba en la Policía Nacional como inspector con apenas 21 años.

--¿Cómo fueron sus inicios?

--Me destinaron a Fronteras, en Portbou (Girona), cerca de La Jonquera. donde estuve 5 años. Ya en Castellón, fui de los primeros en intervenir, cuando empezaban las drogas, un camión con 500 kilos de hachís y luego otro con 860 kilos. Después, estuve de jefe en la comisaría de Burriana y luego en la Policía Judicial en Castellón. En esta etapa detuvimos al que después sería el asesino en serie de Castellón, Joaquín Ferrándiz, por la primera violación. He estado en las Olimpiadas del 92 y en los juegos Paralímpicos encargado de la Seguridad de Israel; y en Castellón, detuve a un asesino reclamado por Estados Unidos, por lo que fui a Miami a declarar en el juicio y colaboré allí con el FBI. Después pasé a Información en Castellón y fui el responsable del dispositivo de seguridad del presidente Aznar y del Rey cuando venía a las regatas.

--En su despacho está la Cruz al Mérito Policial con Distintivo Rojo: el máximo reconocimiento a un policía por arriesgar su vida en acto de servicio...

--Me siento muy orgulloso. Es muy difícil de conseguir y he tenido el gran privilegio de que me la concedieran. También tengo otras cinco condecoraciones y muchísimas felicitaciones de la Dirección General de la Policía.

--Cambiando de tema, usted ha estado muy vinculado al ‘món de la festa’ de Castellón. Implicándose mucho en la Magdalena...

--Adoro Castellón y la Magdalena y me apasiona formar parte de sus tradiciones. En el 2014 fui nombrado Guillem de Mont-rodó por la Germandat dels Cavallers de la Conquesta. Me gustó asumir este papel porque este fue el tutor del rey Jaime I, como yo he sido también tutor de los policías muchos años. Cuando mi hija Alejandra fue Na Violant d’Hongria en el 2010, yo fui el mantenedor del acto. Además, en el 2014 fui nombrado Marjaler de l’Any. ¡Qué más puedo pedir!

--Se jubila... ¿Qué planes tiene?

--De momento disfrutar del verano con mi mujer, Marisa, mis hijos Pablo, Núria y Alejandra, y mis tres nietos. Quiero viajar y apuntarme a un gimnasio: es importante estar en forma. Mientras tanto, reflexionaré e intentaré adaptarme a esta nueva etapa... Solo puedo dar las gracias a todos los policías y compañeros con los que he compartido esta profesión tan dura, pero gratificante, y decirles que estaré siempre ahí para lo que necesiten.