Viv Webb y su amiga Susie Collins pasean bajo un sol de justicia. Con solo verlas, uno comprende enseguida que se trata de dos guiris. Vamos, que está clarísimo que no son del terreno. Se les nota por su aspecto, por su vestimenta y, lo más evidente, porque no hablan ni entienden ni papa de español. Y eso que llevan doce años residiendo en Alcossebre, la pequeña Inglaterra de Castellón. Porque este rincón de la costa provincial, rodeado por tres parques naturales, es el lugar de Castellón con más residentes británicos. Aquí viven todo el año al menos 400 jubilados ingleses, además de otro medio centenar que pasan largas temporadas.

El idilio de Inglaterra con Alcossebre bien podría ser el principio de la famosa serie de los años ochenta Las chicas de oro. ¿Se acuerdan? Cuatro amigas de toda la vida se mudaban a Miami para disfrutar de la jubilación. Y eso es, justamente, lo que en las últimas cuatro décadas han hecho decenas de personas de Gran Bretaña: trasladarse a Alcossebre para vivir su jubilación en un entorno tranquilo y donde el sol brilla casi todos los días del año. “Esto es un paraíso. Nos encanta este pueblo. Nos recuerda a cómo era España hace unas décadas. No podríamos estar en lugares tan masificados como Benidorm. Aquí tenemos todos lo que soñamos, mucha tranquilidad y un clima magnífico”, cuentan Viv y Susie mientras ojean The Daily Mail, el periódico más influyente de Inglaterra. Lo hacen en el kiosco Paris-Tumbuctú, en pleno centro del municipio. “The Daily Mail es el más leído allí y en Alcossebre también es la cabecera extranjera que se vende más, una veintena de ejemplares al día”, explica su propietario, Agustín Hernández.

Susie y Viv viven desde hace 12 años en Alcossebre (en verano, con tanto turista a la vista, se van a su país y regresan en septiembre), pero los primeros jubilados británicos llegaron hace 36 años. Y lo hicieron por casualidad. En este pueblo donde el PGOU no permite construir edificios de más de cuatro plantas, todo el mundo sabe que si hoy Acalà-Alcossebre es el paraíso inglés de Castellón es gracias al empresario Rafael Albert. Este hombre todoterreno y dicharachero fundó hace 40 años la agencia inmobiliaria Villas Albert. “Todo empezó por casualidad. A finales de los 70 vino el presidente de la Asociación de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Inglaterra. Quería vender casas a sus compatriotas y, como yo era el único del pueblo que por aquel entonces hablaba inglés, me propuso que se las vendiera directamente. Así comenzó una aventura de la que me siento muy orgulloso, pues más que clientes, toda esta gente son mis amigos”, describe ahora el propio Rafael Albert.

Ray Collier fue uno de los primeros en llegar y es toda una institución entre la colonia británica de Alcossebre. Fundador del mítico restaurante Cheers, en pleno puerto deportivo, Ray todavía recuerda cómo era el pueblo del que se enamoró. “En la urbanización Las Fuentes no había casi nada. Las cosas han cambiado pero ese sitio nunca ha dejado de perder su encanto”, narra. Ray no quiere salir en las fotografías. Argumenta que ya se ha retirado y que hoy el mítico local, parada obligada de cuantos británicos pasan por Alcossebre, está en manos de su mujer Reni. “Buena parte de nuestros clientes son ingleses, pero también tenemos españoles, franceses, belgas y holandeses. ¿El plato preferido por los británicos? Sin duda, el bacalao rebozado”, cuenta Reni.

LAS VENTAJAS DEL AEROPUERTO // El Cheers es parada obligada para Georgina King y su familia. “Aquí nos sentimos como en casa. Es un lujo comer con este sol tan maravilloso, al lado del mar y de los barcos”, explica esta ciudadana de Cambrigde, que dentro de muy pocos día regresará a su ciudad natal. “Siempre que el trabajo nos lo permite hacemos una escapada a Alcossebre y tenemos un apartamento. Ahora, con el aeropuerto de Castellón, es una maravilla, pero le encuentro una pega: no tiene cafetería”, apunta.

Georgina pide una cafetería en el aeropuerto, pero otros residentes reclaman más vuelos con Gran Bretaña y más conexiones con otras regiones inglesas. “Muchos de nuestros clientes opinan que si Castellón enlazara con otros aeródromos del país podrían venir más turistas”, argumenta la propietaria del Cheers.

La otra institución británica de Alcossebre es Linda Mustard. Es una de las pocas que habla y entiende el español más allá de “hola” o “adiós”. Desde hace diez años preside la asociación caritativa Friends of Alcossebre, una entidad que ha repatido casi 200.000 euros en ayuda social. “Son gente tremendamente solidaria. Están totalmente integrados en el municipio y colaboran en todo. Tienen una coral y hacen muchos actos benéficos”, describe Alejandra Roca, concejala de Turismo de Alcalà-Alcossebre.

En el municipio es difícil (por no decir imposible) encontrar a alguien que hable mal de los ingleses. “Si no fuera por ellos el invierno este pueblo estaría muerto”, reconoce el responsable de un céntrico restaurante del municipio. “Son gente estupenda. Muy serios, puntuales, personas de palabra y que, además, se saben divertir”, añade el empresario Rafael Albert, que se enorgullece de contar entre sus clientes con dos generaciones de británicos. “Hay matrimonios que hoy tienen 80 años que compraron su vivienda a través de mi inmobiliaria. Hoy, décadas después, sus hijos también han acudido a nosotros para adquirir un chalet o un apartamento”, añade el empresario.

LA SOMBRA DEL ‘BREXIT’ // Los ingleses de Alcossebre buscan tranquilidad, pero en las últimas semanas hay una palabra que trastoca su sosiego, el brexit. El 23 de junio Inglaterra votó a favor de la salida de la UE y eso, irremediablemente, tendrá consecuencias. “Si la libra se deprecia, los británicos que pensaban pasar su jubilación en Alcossebre posiblemente no lo hagan, o aplacen su decisión hasta que se aclare la situación política”, apunta Mustard. Otros, como Ray Collier también vaticinan menos turismo y menos residentes. “Tampoco sabemos qué pasará con nuestra tarjeta sanitaria, ya que ahora recibimos atención médica en un sistema sanitario, el español, que es el mejor del mundo”, sentencia la presidenta de los británicos de Alcossebre. Al Ayuntamiento también le preocupa. “Para los residentes todo será más difícil”, aventura la concejala de Turismo. H