Las tradicionales calderes tomaron ayer el protagonismo de las fiestas que les Alqueries celebra en honor a su patrona, la Mare de Déu del Niño Perdido. Un guiso del que Pascual Ros y su nutrido grupo de colaboradores prepararon un total de 3.000 raciones, que se repartieron a las 14.00 horas entre peñistas y vecinos en general que, un año más, no quisieron faltar a esta cita festiva a la vez que gastronómica.

Los integrantes de la peña El Badall fueron los encargados de realizar el reparto de las calderes, que contaron con el patrocinio de la Cooperativa Agrícola Sant Jaume. Muchos fueron quienes se quedaron en el recinto del mercado para degustar este típico plato, pero también hubo peñas que prefirieron llevárselo en cazuelas hasta sus casals.

La concejala de Fiestas, Lorena Maure, destacó a Mediterráneo la gran participación que registró este evento y también los que han venido celebrándose desde el viernes, con el inicio de los festejos patronales de octubre. Los niños también tuvieron su protagonismo, tanto por la mañana como por la tarde, con juegos en la plaza Major y precios populares en la feria de atracciones.