Las fiestas de Sant Antoni en Borriol comenzaron ya el jueves pasado con una conferencia alusiva a su celebración, y el viernes con la popular entrà del pirri (lo que en otras poblaciones denominan maio), que rematará la pira de leña en esta noche. También ayer, viernes, se procedió al nombramiento del XXI confrare d’honor a Pablo Linares, joven jugador profesional de pilota valenciana.

Hoy, sin embargo, Dia de la Teia, es el día de mayor atracción para el público, puesto que desde las nueve de la mañana el gran carro con tendal y la matxà (una decena de animales) recorrerá las distintas calles de la villa para recoger los troncos que los vecinos donan para la fiesta y que, desde hace unos días, pueden verse esperando en los portales de las casas. A mediodía, no obstante, la pujà del Raval será el acontecimiento que reúne a un multitud para contemplar cómo los caballos, a las órdenes de sus amos, se esfuerzan en superar el pronunciado declive de la calle para llevar la pesada carga hasta la Plaça del Pou en donde se organiza la hoguera por expertas manos. Esta “subida” -competición singular sin contrarios- congrega todos los años a un cuantioso número de vecinos y no vecinos que acuden para presenciar tan especial prueba de esfuerzo y habilidad. Al fin, coronada la cuesta, música y campanas se alían para conmemorar la victoria a los gritos de Visca Sant Antoni!, coreados por el público y cofrades.

La tarde reviste un carácter más pausado con el discurrir del carro engalanado y acompañado por autoridades, obligats, dulzaineros y banda de música. Luego, el acto de bendición de las caballerías y animales en la plaza de la iglesia de San Bartolomé y el reparto de primes en la plaza de la Torre. Por la noche, el prendimiento de la hoguera de troncos secos, cuyo fuego, calor y luz inundan la plaça del Pou todos los años con la masiva asistencia de público, que contempla cómo las llamas intentan lamer el cielo mientras las juguetonas pavesas danzan por la plaza.

La fiesta está dedicada a Sant Antoni Abat, en cuyo honor se celebra la misa del domingo y, por la tarde, la procesión con el protagonismo de las caballerías que disfrutaran de las primes. No pueden faltar las competiciones, tanto de personas como de animales. Pero, los borriolenses idearon hace doce años una competición especial: la carrera nacional de burros, que congrega a numeroso públicorecorrido.

La milenaria devoción al santo se ha materializado (¿deberíamos decir espiritualizado?) en la construcción de una ermita que los cofrades y vecinos visitan el domingo siguiente al término de las fiestas (día 21 este año), en cuyo recinto se celebra una misa. Más tarde, un almuerzo popular y el reparto de rotllos a los participantes en la romería dan fin a esta celebración que, si bien en la década de los 50/60 parecía extinguirse, hoy goza de la mejor salud como fiesta tradicional y popular.