Entre las diversas manifestaciones festivas en honor de San Antonio Abad figuran las de carácter lúdico y, dentro de estas, como una constante integradora, las competiciones, las cuales revisten modalidades bien diferentes como son las carreras de animales o las de personas, las populares ‘curses’, ‘corregudes per la joia’ y otras expresiones típicas. Borriol, además de las comunes a otras poblaciones, cuenta con una original prueba como es la denominada ‘pujà del Raval’, que se celebra el sábado, Dia de la Teia, al mediodía.

Esta calle típica, el Raval --también conocida como del Doctor Portolés--, tiene un declive muy acentuado y por ella discurre el segundo de los viajes del carro y las caballerías, la ‘matxà’, compuesta por una decena o docena de animales de labor que, tirando del voluminoso carro con tendal y con su pesada carga de troncos secos, arranca desde la plaza de la Font e intenta superar el difícil ascenso. Una ingente aglomeración de curiosos se agolpa en la calle intentando experimentar de cerca el esfuerzo de los animales y la habilidad de sus conductores. El espacio del Raval resulta insuficiente para albergar al público que asiste a la singular prueba.

ARRI, AMUNT!

Al grito de “Arri, amunt!”, las caballerías emprenden la marcha, sudan, relinchan y resbalan ante la dificultad natural impuesta. Una y otra vez reemprenden el avance arengados por sus amos que gritan y ayudan a los animales a vencer la difícil prueba. Los látigos restallan amenazadores en el aire, los animales rebufan con fuerza y el espectáculo es experimentado al unísono por los espectadores. Son momentos de emoción compartida, de fuerza y habilidad por parte de la ‘matxà’ y sus cuidadores.

Al fin, el cada vez más pronunciado declive es superado por la ‘matxà’ y coronado con éxito. Voces roncas, gastadas por el esfuerzo, gritan un “Visca Sant Antoni!”, que es coreado por los presentes. Mientras, las campanas de la torre agitan su sonido para pregonar el triunfo de las caballerías y de sus dueños. Todo un éxito para el carro, que, a partir de ese momento, se desplaza plácidamente hasta llegar a la antigua plaça del Rei, donde los troncos recogidos van dando forma a la futura hoguera.

En el borriolense entramado festivo y sanantoniano la ‘Pujà del Raval’ es uno de los momentos más significativos de la fiesta, etnológicamente hablando, por la valiosa contribución de los animales, guiados por sus amos, en honor a Sant Antoni. H