El 19 de agosto, día del inicio de las fiestas en Honor del Cristo del Calvario, l’Alcora rindió un merecido homenaje, dentro del acto central de Imposición de Bandas a la Reina y Damas, en el Auditorio de la Caixa Rural, a quien fue durante más de 30 años el alma mater de la pirotecnia local. El alcalde, Samuel Falomir, previa lectura del currículo de Ángel Baldayo, entregó a su viuda una preciosa placa cerámica.

El origen se remonta a los años 60 del pasado siglo. El pueblo de l´Alcora comenzó a leer en sus respectivos programas de fiestas el nombre de los artistas pirotécnicos. Los autores del castillo de fuegos artificiales, que tradicionalmente todos los años eran disparados en el intermedio de la solemne procesión, más en concreto a la llegada del Cristo a su ermitorio.

toda una historia

Brunchú de Godella y Caballer de Moncada, históricos de dichos castillos pirotécnicos, eran casi siempre los titulares de las fiestas del Cristo. Llegado 1981 fue cuando aparece por primera vez en el libro de fiestas local Ángel Baldayo: “A la llegada del Cristo a la Ermita se disparará un monumental castillo de fuegos por el pirotécnico Caballer de Moncada, dirigido por D. Ángel Baldayo”.

Nuestro joven pirotécnico (cariñosamente conocido entre los jóvenes alcorinos de la época como Brunchunet), nació en Castellón, en el popular barrio del Sequiol. Comenzó muy pronto en este mundo festivo, ya que contaba con 17 años cuando se inició en la profesión de la mano de su padre, vendiendo cohetes en el popular quiosco de los hermanos Baldayo, situado en la plaza del Real. Su afición y buen hacer en dicha labor le llevó a crear su propia empresa: Pirotecnia Baldayo. Residía en la vecina población de Sant Joan de Moró, donde había conseguido crear un pequeño museo de artilugios pirotécnicos.

L´Alcora se volcó con Baldayo y su labor en el campo de la pirotecnia. Sus innovaciones en los truenos y colorido, unido al disparo orquestado magistralmente, fueron una satisfactoria sorpresa y les hizo merecedores de elogios. Por tanto, ganó la confianza, no solo del Ayuntamiento que le contrató para las fiestas locales, también de la Caixa Rural, que siempre contó con Baldayo para su castillo de fuegos anual en honor a su patrón, San José.

reconocimientos

Tiene un incalculable palmarés de reconocimientos acumulados hasta que falleció el 25 de febrero de 2016, a los 70 años. Un año después, a título póstumo, fue nombrado Hijo Adoptivo de Sant Joan de Moró, también en las fiestas de la Magdalena de Castellón, y a título póstumo, el Consejo Rector del Patronato de Fiestas de la capital le nombró Fadrí Honorífic.

el legado sigue

Su familia sigue su estela, ya que ha tomado el testigo del buen hacer de Ángel en el mundo de la pólvora, del color, del ritmo y del estruendo. En definitiva, la mascletà o el castell de focs artificials, parte fundamental en toda fiesta que se precie, seguirá con fuerza en la Pirotecnia Baldayo. ¡Enhorabuena allá donde estés!