El Sexenni, las fiestas extraordinarias que se celebran en Morella cada seis años desde 1673, tendrán en su 54ª edición (del 18 al 27 de agosto) más presencia femenina que nunca. La tradición avanza de la mano de los nuevos tiempos y la igualdad de género será un signo del avance social.

Lucía Pitarch Mestre está llamada a entrar en los libros de Historia, al ser la primera niña que recite la poesía a la Mare de Déu de Vallivana, por parte de la Dansa dels Llauradors, a las puertas de la Casa Cofradía. Pese a su corta edad, asimila el papel que tiene encomendado y la trascendencia de ser la pionera en recibir a la virgen por parte del gremio al que representa. «Me han dicho que seré la primera chica y eso me gusta. Estaré nerviosa, pero tengo ganas e ilusión. De momento, estoy ensayando y estudiando la composición», señala.

La letra ya saludó a la patrona de los morellanos en otra ocasión, concretamente en el año 1988. Y es que Iván Pitarch, el padre de Lucía, también tuvo el encargo de declamar la poesía cuando fue Llaurador, hace ahora seis ediciones. «En casa nos hace mucha ilusión, es muy bonito y es un orgullo para toda la familia. Además, que mi hija abra la puerta a otras féminas me enorgullece más si cabe», explica su madre, Elvira.

MOTIVOS / La decisión de que una chica recibiese a la virgen por parte de los Llauradors fue adoptada por los alets, encargados del gremio. «El nombramiento se explica por varias razones. Siempre se acostumbra a escoger al componente más alto del grupo y ella lo es. Además, es hija de un alet y le hacía ilusión. Con eso ya teníamos motivos más que suficientes». También resaltan la importancia de reivindicar el papel de la mujer en el campo. «Este sector no se entiende sin la presencia femenina. Fue una medida muy fácil de adoptar», detalla Ismael Ferrer, uno de los integrantes del gremio morellano.

Por otro lado, la revolución feminista en las fiestas más emblemáticas de la capital de Els Ports no queda ahí. Por primera vez, todas las danzas, con la única excepción de los torneros, contarán en sus filas con participación de los dos géneros. Al respecto, como ya informó Mediterráneo, en esta edición ha sido el Gremi d’Arts i Oficisel que ha apostado por dar un punto de vista más inclusivo a su danza. Al respecto, Juan Miralles, desde este colectivo, apunta que la intención «no es más que normalizar lo que es una realidad en la calle. Escogimos entre las hijas e hijos de los agremiados». Los tiempos cambian, afortunadamente, «y pensamos que era el momento adecuado de que puedan bailar tanto niñas como niños», sentencia.