Las fiestas patronales de Peñíscola llegaron ayer a su ecuador, con la celebración de la multitudinaria sardinada popular. Cientos de personas se congregaron en las inmediaciones de la lonja del puerto, con el fin de degustar este apreciado pescado azul. En total, se asaron 300 kilos de producto, a lo que hubo que añadir el reparto de pan, agua y vino. Integrantes de la cofradía de pescadores, presidida por Miguel Castell, fueron los encargados de preparar la brasa y cocinar, mientras que autoridades y cargos festivos procedieron con la entrega, que se alargó más de una hora.

La actividad tiene una vertiente solidaria, ya que cada asistente tuvo que abonar un euro para disfrutar de su correspondiente ración. La recaudación fue destinada a la asociación local contra el cáncer que, con su presencia en citas como esta, obtiene fondos para mantener los servicios que ofrecen a la ciudadanía, tanto en materia de prevención como en la ayuda a la hora de afrontar la enfermedad oncológica. Los voluntarios también vendieron ejemplares de la pulsera creada para estas fiestas, que comercializan conjuntamente con la Cruz Roja, y cuyos beneficios se destinan a esta labor asociativa.

DIVERSIÓN EN EL AGUA / Más tarde, el puerto siguió siendo el escenario de la jornada matinal festiva, con el tradicional concurso de pal ensabonat, en el que los jóvenes probaron suerte para lograr el jamón que había como premio.

En cuanto a la tarde, el Parador de Fiestas albergó una sesión de talleres de baile, a cargo de Papa Rumba que, posteriormente, hizo una actuación en el mismo escenario. Además, hubo una amplia actividad deportiva, con la presentación de la temporada del club de fútbol local y del equipo de fútbol sala. Mientras, en el recinto taurino hubo exhibición de reses de la ganadería Machancoses y la suelta de las vaquillas de Bous La Ribera en la playa Norte.

Hoy tiene lugar el día dedicado al turista, con la degustación de pastissets en el paseo marítimo. Por la tarde llegará la celebración de la vuelta en bicicleta.