El Sexenni se remonta a 1673, cuando Morella hizo la promesa de celebrar unas fiestas extraordinarias en honor a la Mare de Déu de Vallivana, por su intercesión ante un gran brote de peste que asoló la población. Desde entonces y hasta ahora se ha mantenido de forma ininterrumpida, con la única excepción de un periodo de guerras en el siglo XIX. Además, para el alcalde, Rhamsés Ripollés, «es una fiesta única, extraordinaria y que nos define como pueblo. Morella entera se vuelca en el Sexenni, desde los más pequeños a los más mayores. Estas celebraciones serían imposibles de llevar a cabo sin la implicación absoluta de todos».

Fruto de este trabajo, Morella vive este año la primera edición en la que el Sexenni ya ostenta la distinción de Fiesta de Interés Turístico Nacional y Bien de Interés Cultural Inmaterial (BIC).

Ripollés recomienda a aquellos que quieran vivir estas jornadas tan especiales «que vengan relativamente pronto, a las 10.30 o las 11.00 horas, para pisar pronto las calles engalanadas. Después, les invito a que disfruten de los retaules, las danzas, el recorrido por las calles tapizadas, con miles de kilómetros de papeles se seda pegados uno a uno. También les sugiero disfrutar de la gastronomía local y de la intensa agenda cultural programada, con conciertos como La Raíz o Efecto Pasillo y orquestas de primer orden. Asimismo, al caer la noche, resulta todo un espectáculo único pasear por las calles iluminadas, gracias a las auténticas obras de arte que las decoran».

El alcalde de Morella es consciente y vive en primera persona todo lo que supone el Sexenni para la población, consecuencia directa del trabajo e implicación de los vecinos. «La magia y el secreto de todo esto es el compromiso de los morellanos y el esfuerzo titánico que desempeñamos; además de todos los recuerdos y emociones que surgen cuando repasas los seis años transcurridos desde el último Sexenni», reseña con ilusión Ripollés.

Cabe señalar que la localidad multiplicará su población durante diez días, una cuestión especialmente importante para el consistorio. En este sentido, el munícipe afirma que «hemos desarrollado un dispositivo de seguridad y tráfico basado en las anteriores ediciones. La recepción de vehículos se hará en grandes emplazamientos habilitados en las afueras de la localidad. Desde allí, a través de un servicio continuado de autobuses lanzadera, se aproximará a la gente a las torres de San Miguel, puerta de la ciudad amurallada. El casco histórico está peatonalizado estos días y contamos con una gran infraestructura y refuerzos en seguridad, limpieza y coordinación para que todo salga perfecto».