Vila-real apura sus fiestas y lo hace combinando en el programa los actos masivos con otros en los que se busca crear un ambiente distendido que dé lugar al intercambio y el diálogo entre vecinos. Es el caso de la VI Trobada de Pasquals i Pasquales, que este año incluyó, por vez primera, un encuentro de apellidados Villarreal y que reunió a 81 personas frente a la basílica del patrón.

El presidente de la Junta de Festes, José Pascual Colás, explicó que se trata de un homenaje «sencillo» y «entrañable», «sin mas pretensión que el hecho de juntar a unos vecinos que comparten el nombre o el apellido pero que, sin momentos como este, seguramente no se conocerían».

Aunque no todos pudieron acudir (fueron 21), en el padrón municipal hay más de 80 apellidados Villarreal a los que el ente que preside Colás ha tratado de contactar las últimas semanas para que se sumaran a los Pasqual y dar más entidad a una propuesta que ha encontrado su lugar en el segundo fin de semana festivo.

ÚLTIMA NOCHE

Este peculiar encuentro dio paso a la última gran noche de celebración. La vila, con el bou embolat y la nueva plaza del Llaurador, con el concierto de Chenoa, fueron los dos escenarios más multitudinarios, pero las calles de la ciudad también albergaron un sinfín de orquestas y discomóviles que sonaron hasta entrada la madrugada. Hoy, la traca y el castillo serán el broche de oro a una intensa semana.