El alcalde de Vila-real, José Benlloch, ve a la ciudad preparada para los retos del futuro y anima a participar en unas fiestas que, asegura, han de seguir innovando y siendo diversas.

--¿Cómo llega la ciudad a nivel de gestión a estas fiestas?

-Los años 2015 y 2016 fueron muy difíciles después de la bajada del IBI en el 2014, pues decidimos dejar de ingresar 1,8 millones de euros. Esto, junto a las sentencias por urbanismo derivadas de la gestión del PP, nos llevó al ajuste del año pasado. En este ejercicio hemos recuperado 1,4 millones de ingresos, y eso nos permite pagar mejor y poner en marcha iniciativas que pronto verán la luz.

--Las fiestas del 2017 coinciden con la efeméride del centenario del patronazgo de Sant Pasqual.

-Para mí, los patronos son referentes capaces de unir a un colectivo. Es una fecha importante y hemos trabajado duro para divulgar la figura de un santo clave para Vila-real. Queremos potenciar y trabajar en todo lo que nos une, en especial en unas circunstancias de crisis y paro alto como las que seguimos viviendo (aunque somos la tercera ciudad de la Comunitat con menos paro).

--Vila-real ha alcanzado los 450 casales registrados este año. ¿Cómo interpreta esta cifra?

-Creo que son importantes cara a las dos semanas festivas, pero los casales también se han convertido en un lugar de encuentro y de convivencia todo el año. Y ello me lleva a pensar que Vila-real es una sociedad viva, activa y que apuesta por hacer las cosas en colectivo.

--¿Cómo valora el programa de este año, con novedades como la cronoescalada al campanario o las exposiciones pascualinas?

-Siempre es difícil encajar actos nuevos en un programa de 230 actos. La dificultad es para quienes organizan, y hay que agradecer a mucha gente que colabora en la fiesta de forma desinteresada. Pero somos una ciudad de 50.000 habitantes con gente diversa. Creo que innovar es necesario para llegar a más gente, y actos como la cronoescalada, la exposición en la casa de Llorens Poy o el mercado de productos valencianos me gustan.

--¿Cómo vive el alcalde las fiestas? ¿Cómo cambian su rutina?

-Las vivo muy intensamente. Hace muchos años que soy socio de la peña El Vermelló, he sido vicepresidente de la Comissió del Bou y he formado parte de la Junta de Festes, y lo he hecho porque me ha gustado. Pero, tanto para mí como para el resto de concejales, las fiestas son como una feria para un comercial, son el lugar donde puedes tratar de tú a tú con muchos vecinos. Saco muchas ideas y propuestas de charlar con gente estos diez días en un ámbito distendido.

--¿Qué le diría a los vila-realenses y a los visitantes que acudan al municipio estos días?

-Que Vila-real tiene algo que le diferencia del resto, que es su hospitalidad. Si en el programa de fiestas hay una macarronada popular, todo el mundo puede estar seguro de que si acude no se le cobrará. Y, en este sentido, ocurre lo mismo con los conciertos. Tenemos una gran variedad y todos ellos son gratis desde que estamos en el gobierno. Todo el mundo ha de vivir las fiestas.